Reunirnos para hablar la Palabra de Dios, por Witness Lee

LA PALABRA DEL SEÑOR CRECÍA Y PREVALECÍA PODEROSAMENTE

Una reunión cristiana no es un “culto dominical”, sino que más bien se asemeja a un partido de basquetbol. Puesto que hemos venido a la reunión a “jugar con la pelota”, lo primero que debemos hacer es ponernos el uniforme. En segundo lugar, debemos posicionarnos en la cancha, listos para jugar. ¿Cuál es la “pelota” con la que jugamos en la reunión? Es el hablar. Nos reunimos para hablar la palabra de Dios. No simplemente nos reunimos para hablar, sino que nos reunimos para hablar la palabra de Dios. Si nos reuniéramos simplemente para hablar, no sería necesario que laborara tanto para enseñarles. De hecho, cuando venían de camino a la reunión, ¿no hablaban constantemente? Venían hablando hasta que llegaron a la puerta del salón de reuniones, y en el momento en que estaba por empezar la reunión, todos cerraron sus bocas. Venimos a la reunión para hablar la palabra de Dios. Hermanos y hermanas, ¿saben hablar la palabra de Dios? ¿Pueden hablar la palabra de Dios? ¿Desean hacerlo? ¿Les gusta hablar la palabra de Dios? Espero que de ahora en adelante nuestras reuniones experimenten un cambio.

Si todos ustedes vinieran a la reunión para hablar la palabra de Dios, entonces se aliviaría mi carga. No piensen que exagero. La palabra de Dios escasea en el cristianismo de hoy. Una gran parte de lo que uno oye en el edificio de una “iglesia” son anécdotas y parábolas. Todos se ríen a carcajadas y después se van a casa. Tal vez ustedes digan: “¡Alabado sea el Señor, pues la palabra abunda en el recobro del Señor!”. Es cierto que la palabra del Señor abunda en la iglesia. Sin embargo, quisiera preguntarles lo siguiente: ¿hablan ustedes la palabra de Dios? ¿Hablarían la palabra de Dios? ¿Pueden hablar la palabra de Dios? ¿Les encanta hablar la palabra de Dios?

La clave para una reunión de hogar: que todos hablen la palabra de Dios

La clave para tener una buena reunión de hogar es que todos hablen la palabra de Dios. Si cada uno en esa reunión de hogar habla la palabra de Dios, esa reunión ciertamente crecerá en número. Hace poco, un hermano que toma la delantera en Anaheim me dijo que había contado las veces que aparece la frase “la palabra de Dios” en el libro de Hechos y descubrió que aparece con más frecuencia que el término “el Espíritu” o “el Espíritu Santo”.

Hechos dice al menos en tres ocasiones que “la palabra de Dios crecía”. Hechos 19:20 dice: “Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor”. Aunque la palabra de Dios es rica en Su recobro, no podemos decir que la palabra de Dios haya sido propagada por medio de nosotros ni que la palabra del Señor crezca y prevalezca poderosamente. La razón por la cual no prevalece es que ustedes no hablan la palabra de Dios y los demás tampoco hablan la palabra de Dios. Casi nadie habla la palabra de Dios. Los únicos que hablan un poco son los ancianos y los colaboradores. Al tener sólo unos cuantos que hablan, es muy difícil que la palabra de Dios pueda crecer y prevalecer poderosamente.

Supongamos que los cuatro mil hermanos y hermanas que se reúnen con nosotros regularmente en la iglesia en Taipéi empezaran a hablar todos los días, en todo lugar y en todo momento. Supongamos que cada vez que ustedes vieran a las personas, les hablaran; y sino no vieran a nadie, les hablaran a los gatos, a los perros, a las flores y al césped. Supongamos que ustedes sencillamente no dejaran de hablar, y les hablaran a los ángeles, y le hablaran al diablo. Si todos hablaran sin cesar, ¿no creen que la palabra de Dios crecería en Taipéi? En los pasados años ciertamente hemos predicado el evangelio. Hemos predicado el evangelio cada año, y cada año han habido personas que han sido salvas y bautizadas. Pero ¿por qué muchas de ellas no han permanecido? Aunque continuamente hemos dado a luz, la tasa de supervivencia no ha sido muy alta. Esto debe alertarnos que debemos cambiar completamente nuestra práctica. Debemos suministrar la palabra del Señor en diferentes niveles y utilizar diferentes materiales de enseñanza para cada nivel. De esta manera, miles de jóvenes podrán ser sustentados y alimentados. De ahora en adelante, nuestro servicio será laborar en la palabra de Dios. Todos debemos aprender a participar en este juego de pelota.

(Reunirnos para hablar la Palabra de Dios, capítulo 1, por Witness Lee)