LA BUENA TIERRA, EL TEMPLO Y LA NOVIA
La idea central de las Escrituras es que Dios, en Cristo, desea forjarse en nosotros por medio del Espíritu, para que El y nosotros seamos uno en vida, en naturaleza y en el Espíritu. Dios usa diferentes figuras o símbolos en la Biblia para mostrarnos Su propósito, como por ejemplo, la buena tierra (Ex. 3:8; Col. 1:12; 2:6-7). Dios salvó y libró a Israel sacándolos de Egipto, y los condujo por el desierto hasta introducirlos en la tierra de Canaán, la cual disfrutaron los hijos de Israel (Dt. 8:7-10). La buena tierra es un tipo de Cristo en quien podemos gozarnos. Dios nos libró del mundo y nos condujo a Cristo (1 Co. 1:30) como nuestra buena tierra, para que le disfrutemos en todo momento. Así, Cristo será forjado en nosotros (Gá. 1:16; 2:20; 4:19), y disfrutaremos (Ro. 10:12) todas Sus riquezas (Ef. 3:8). De este modo, seremos uno con El en la práctica.
Otro símbolo sobresaliente que encontramos en la Biblia es el tabernáculo o el templo (Jn. 1:14; 2:19-21; 1 Co. 3:16-17; Ef. 2:21-22; Ap. 21:3, 22). En ambos vemos el atrio, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. Si usted es un sacerdote de Dios conforme a la norma de Su deseo, entonces estará en el Lugar Santísimo. Cuando disfrutamos a Dios mezclándonos con El, somos uno con El en el Lugar Santísimo. Disfrutar a Dios en el Lugar Santísimo, es decir, en el espíritu (Jn. 4:24), equivale a mezclarnos con El (1 Co. 6:17) y ser uno con El en vida y en naturaleza (1 Jn. 5:12; 2 P. 1:4).
Además de la buena tierra de Canaán y del tabernáculo o el templo, existe otra figura en la Biblia que representa el deleite que tenemos de Cristo: la novia (Jn. 3:29), la esposa (Ap. 19:7), la virgen (2 Co. 11:2). Todo el pueblo redimido de Cristo es Su novia, una virgen para El; no obstante, debemos ser esa virgen y novia de Cristo en la práctica, a fin de poder disfrutar a Cristo y llegar a ser uno con El. Así que, en la Biblia encontramos estos tres tipos —la buena tierra, el templo, y la novia, la esposa, la virgen—, y en 2 Corintios, estos mismos tipos aparecen nuevamente.
En 1 Corintios los creyentes todavía estaban en el desierto y no habían entrado en la tierra de Canaán; aún estaban en la carne (el atrio) o en el alma (el Lugar Santo), pero no en el espíritu (el Lugar Santísimo). En 1 Corintios 5:7 se hace referencia a la Pascua, la cual el pueblo de Israel disfrutó cuando estaba en Egipto; y en 10:3-4 vemos el maná y el agua de vida que brotó de la roca hendida, los cuales el pueblo disfrutó en el desierto. Sin embargo, en 1 Corintios no encontramos ningún indicio de que Israel entrara en la buena tierra y la disfrutara. Por eso, el apóstol Pablo los anima a avanzar (1 Co. 9:24). A pesar de que los corintios tenían dones espirituales y conocimiento, Pablo les dijo que aún eran carnales (1 Co. 3:1, 3) y anímicos (2:14). Ellos no eran espirituales (3:1) porque todavía se conducían y actuaban guiados por el alma y la carne. Por tanto, el apóstol los apremiaba a salir de la esfera del alma y a vivir en el espíritu, siendo guiados por el Espíritu para disfrutar a Cristo como la buena tierra.
En 2 Corintios Pablo prosigue diciendo que temía que ellos fueran apartados de Cristo. Los corintios habían sido desposados con Cristo; sin embargo, ellos tenían diversas metas, las cuales no tenían nada qué ver con El (11:2-3). Por eso, Pablo los exhorta a desechar cualquier otro objetivo y tomar a Cristo como su única meta, pues El es el esposo y ellos son la novia. La epístola de 2 Corintios describe a algunas personas que sí entraron en la buena tierra y disfrutaron de sus riquezas; ellas experimentaron a Cristo en el espíritu, y así llegaron a ser parte de Su novia.
Las experiencias que se mencionan en este libro transcurren en el Lugar Santísimo. Este libro es el retrato o descripción de una persona que vive en el Lugar Santísimo; Pablo y sus colaboradores eran tales personas. Ellos entraron en la buena tierra, es decir, vivieron en el espíritu y experimentaron a Cristo en todo momento de una manera profunda y real.
Es difícil extraer alguna doctrina de este libro; si alguien se propusiera hacerlo, estaría excavando en el lugar equivocado, pues esta epístola mayormente presenta experiencias. Y estas experiencias no se encuentran en Egipto ni en el desierto, sino en Canaán, la buena tierra. Es decir, no se trata de experiencias que se obtienen en la esfera de la carne o del alma, sino en la esfera del espíritu. La sabiduría de Pablo no era carnal sino espiritual, pues provenía de Dios. Las experiencias descritas en esta epístola son muy profundas y sólo se pueden lograr en el espíritu, esto es, en el Lugar Santísimo. El hermano Watchman Nee dijo una vez que podríamos considerar a 2 Corintios como la autobiografía del apóstol Pablo. Así que, para conocer qué clase de persona era Pablo, debemos estudiar 2 Corintios.
(
Autobiografía de una persona que vive en el espíritu, La, capítulo 1, por Witness Lee)