UN ESPIRITU SINCERO
Los versículos de la lectura bíblica también muestran que Pablo tenía un espíritu sincero. Actualmente es difícil ver en la iglesia a hermanos que sean verdaderamente francos. Conocí a algunos “hombres espirituales” que hablaron bien de mí en mi presencia, pero a mis espaldas me criticaron; esto no es sinceridad. En la vida de iglesia no debemos dar lugar al enojo; sin embargo, tampoco debemos ser diplomáticos. Debemos ser sinceros unos con otros y expresar lo que pensamos a los hermanos cara a cara, sin murmurar a sus espaldas (Ro. 1:30; Gá. 5:15). El apóstol Pablo era una persona sincera que tenía un espíritu franco, y nosotros debemos ser como él. A veces nuestra sinceridad será mal interpretada como enojo. Actualmente, en la sociedad estadounidense la gente ha aprendido a ser diplomática, incluyendo a algunos ministros y maestros cristianos. Por ejemplo, es posible expresarse muy bien de una persona mientras esté presente, pero a sus espaldas hablar mal de ella; esto es diabólico. En la vida de iglesia no debemos enojarnos unos con otros, pues el enojo no logra nada beneficioso para el Señor; no obstante, debemos ser sinceros.
Si usted ve que estoy equivocado, venga a mí y hábleme con franqueza, en amor y con un espíritu apropiado. Supongamos que un hermano se acerca a otro para pedirle su parecer respecto a cierto asunto; si el otro hermano responde que no ve nada malo pero después habla mal a espaldas de él, esta persona es semejante a una “serpiente con dos lenguas”. Nunca debemos hablar a espaldas de otros lo que no somos capaces de expresar en la presencia de ellos. Si su espíritu no le permite decir algo, no lo diga. Si dice algo, debe expresarlo con veracidad y con sinceridad. Pablo era tan franco que incluso le dijo a los corintios: “Me he hecho un necio; vosotros mismos me obligasteis a ello, pues yo debía ser recomendado por vosotros” (12:11). Debemos desechar todo elemento en nosotros que pertenezca a la serpiente astuta. Por causa de la expresión local de la iglesia, del Cuerpo de Cristo, tenemos que ser fieles y sinceros. Si estoy equivocado, usted debe decírmelo en amor; de lo contrario, mejor calle.
(Autobiografía de una persona que vive en el espíritu, La, capítulo 9, por Witness Lee)