II. LA FLOR DE HARINA
A. El principal componente
de la ofrenda de harina
La ofrenda de harina es hecha con flor de harina. La flor de harina es, por tanto, el principal componente de la ofrenda de harina. La flor de harina representa la humanidad de Cristo.
La humanidad de Cristo es fina, mientras que nuestra humanidad es áspera y tosca. Tal vez aparentemente seamos mansos y amables, pero en realidad somos toscos. Entre el linaje humano, Cristo es el único que es manso; sólo Él es la flor de harina. En Él no hay aspereza alguna. Su humanidad es fina, perfecta, equilibrada y recta en todo sentido. Desde cualquier ángulo que lo miremos —de frente o de atrás, de arriba o de abajo, del lado derecho o del izquierdo—, Él es recto.
B. Producida del trigo que ha sido sometido
a una serie de procesos
La flor de harina, con la cual estaba hecha la ofrenda de harina, era producida del trigo que había sido sometido a una serie de procesos, como por ejemplo, el hecho de ser sembrado, ser enterrado para morir, crecer, ser golpeado por el viento, por la escarcha, por la lluvia y por el sol, para luego ser segado, trillado, cernido y molido. Todos estos procesos representan los diversos padecimientos de Cristo que hicieron de Él un “varón de dolores” (Is. 53:3). En Su vida humana, el Señor Jesús soportó incesante dolor.
C. Perfecta en el sentido de que es fina, uniforme,
tierna y suave, y completamente equilibrada,
sin manifestar exceso ni carencia alguna
La flor de harina era perfecta en el sentido de ser fina, uniforme, tierna y suave, y completamente equilibrada, sin manifestar exceso ni carencia alguna. Esto representa la belleza y excelencia del vivir humano de Cristo y de Su andar diario. La humanidad de Cristo es perfecta. No existe ningún punto de comparación entre Su humanidad y nuestra humanidad caída y natural.
(Estudio-vida de Levítico, capítulo 11, por Witness Lee)