III. OFRECER AL CRISTO QUE HEMOS EXPERIMENTADO
Debemos ofrecer como holocausto a Dios al Cristo que hemos experimentado. En Romanos 8:11, Pablo dice: “Aquel que levantó de los muertos a Cristo vivificará también vuestros cuerpos mortales por Su Espíritu que mora en vosotros”. Luego, en Romanos 12:1, él añade: “Presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional”. En Colosenses 1:28 Pablo nos habla de presentar “perfecto en Cristo a todo hombre”. En esto consiste ofrecer como holocausto a Dios al Cristo que hemos experimentado.
La situación actual de los cristianos es que muy pocos de ellos tienen a un Cristo que puedan presentar como holocausto. ¿Dónde puede uno encontrar un grupo de cristianos que a diario le ofrezcan como holocausto a Dios al Cristo que han experimentado? Y con respecto a esto mismo, ¿cuál es la situación entre nosotros? Me preocupa el hecho de que nosotros también estemos carentes de experiencias. A esto se debe el que muchos santos no tengan nada que expresar en la reunión de la mesa del Señor ni en la reunión de oración. Tal vez queramos ofrecer alabanzas a Dios, pero si estamos carentes respecto a experimentar las experiencias de Cristo, no tendremos nada que expresar. No obstante, si experimentamos de una manera plena las experiencias de Cristo como holocausto, tendremos mucho que expresar a modo de alabanzas, no sólo en las reuniones, sino también en nuestro tiempo personal con el Señor. Por consiguiente, debemos esforzarnos por experimentar diariamente a Cristo como holocausto en todos Sus aspectos. Así, debido a que le experimentamos abundantemente, podremos ofrecerle a Dios al Cristo que hemos experimentado. Nuestras oraciones y alabanzas expresarán las experiencias que hemos tenido de Cristo.
(
Estudio-vida de Levítico, capítulo 9, por Witness Lee)