CRISTO COMO EL DOSEL
Y EL TABERNÁCULO
En el capítulo 4, después de hablar sobre Cristo como Renuevo de Jehová y como fruto de la tierra, Isaías procede a referirse a este Cristo como un dosel y un tabernáculo. “Creará Jehová sobre toda la región del monte Sion y sobre todas sus convocaciones, una nube de humo de día, y el resplandor de una llama de fuego de noche; porque la gloria será un dosel que se extienda sobre todo. Y habrá un tabernáculo para dar sombra durante el día contra el calor, y para ser refugio y abrigo contra la tormenta y la lluvia” (vs. 5-6). Cristo no solamente es el Renuevo y el fruto, sino que también es el dosel que nos cubre y que cubre el mover de Dios y todo lo relacionado con éste.
Dios posee un gran mover sobre la tierra, y este mover involucra muchas cosas. Como indicamos, Cristo es la centralidad y universalidad de la gran rueda del mover de la Trinidad Divina. El Cristo que es la centralidad y universalidad del mover de Dios es también el dosel que cubre la totalidad de este mover. El punto crucial es que además de ser la realidad del gran mover de Dios en la tierra, Cristo es también el dosel que cubre el mover de Dios y todo lo que éste involucra.
En el versículo 5, Isaías habla acerca del dosel, y en el versículo 6 él habla acerca del tabernáculo. Cristo no solamente es el dosel que cubre todo lo relacionado con el mover de Dios, sino que también es el tabernáculo que brinda sombra al pueblo escogido de Dios. El Dios-hombre, Cristo, quien es nuestro dosel, también es un tabernáculo para dar sombra durante el día contra el calor y para ser refugio y abrigo contra cualquier clase de tormenta y lluvia.
Puedo testificar que dos meses antes de dar inicio a la presente serie de mensajes del estudio-vida de Isaías, experimenté a Cristo como mi dosel. Estos dos meses fueron meses de lucha: tuve que combatir para poder llevar a cabo este estudio-vida. Comprendí que el enemigo, Satanás, no estaba contento al ver que, al final de esta era, el Cristo revelado en Isaías sería develado a los hijos de Dios. Por tanto, comencé a combatir con respecto a este asunto. Durante este tiempo de combate, tomé al Señor Jesús como mi cubierta. Oré diciendo: “Señor, escóndeme bajo Tu preciosa sangre. Me escondo en Ti. Te pido Señor, que me cubras y cubras todo lo relacionado con mi persona”. Hoy en día todos necesitamos experimentar a Cristo como nuestro dosel y también necesitamos experimentar a Cristo como tabernáculo que nos da sombra contra el calor y que sirve de refugio y abrigo para protegernos de toda tormenta y lluvia.
(Estudio-vida de Isaías, capítulo 5, por Witness Lee)