I. LA REVELACIÓN DE CRISTO COMO LA GRAN LUZ
En Isaías 9:1-5 Cristo es revelado como la gran luz.
A. Trata con gloria el camino del mar,
que está al otro lado del Jordán,
Galilea de las naciones
“No habrá siempre lobreguez donde había angustia: en tiempos pasados Él trató con desprecio a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí, pero después trata con gloria el camino del mar, que está al otro lado del Jordán, Galilea de las naciones” (9:1). El mar que aquí se menciona es el mar de Galilea. El Señor ahora trata con gloria aquella parte del mundo llamada “el camino del mar”. Esta parte del mundo también es llamada “Galilea de las naciones”.
El primer grupo de seguidores de Cristo, el comienzo del pueblo neotestamentario elegido de Dios, los ciento veinte en Hechos 1 y 2, eran todos de Galilea (Hch. 2:7). Galilea de las naciones era un lugar menospreciado, pero hoy en día tenemos que respetar Galilea porque fue allí donde tuvo origen la iglesia. Es difícil decir si los ciento veinte eran judíos o gentiles. En realidad no eran ni judíos ni gentiles; ellos eran la iglesia. Lo mismo se aplica en la actualidad a nosotros, los creyentes en Cristo. Nosotros, los miembros de la iglesia, somos todos de Galilea, una región menospreciada donde tuvo origen la iglesia.
Aunque Isaías no habla sobre la iglesia, hay algunos indicios en su profecía con respecto a la iglesia. Uno de estos indicios es lo que se dice sobre los creyentes galileos procedentes de Galilea de las naciones en Isaías 9:1.
B. El pueblo que anda en tinieblas
ve gran luz
Isaías 9:2 dice: “El pueblo que andaba en tinieblas / vio gran luz; / sobre los que moran en tierra de sombra de muerte, / luz ha resplandecido”. Esta profecía se cumplió en Mateo 4. Cuando Cristo vino a Galilea, el pueblo asentado en tinieblas vio gran luz, y a los asentados en región y sombra de muerte, luz les amaneció (Mt. 4:16).
El cumplimiento de la profecía en Isaías 9:2 continúa actualmente. Jesús continúa visitando a los “galileos”; Él sigue visitando “Galilea”, la región menospreciada, a fin de ganar a los menospreciados. Por tanto, es una bendición estar en Galilea. Si los que ocupan altas posiciones en la sociedad fueran salvos, ellos tendrían que convertirse en personas que están en la región menospreciada de Galilea.
C. El Señor multiplica la nación
A continuación, Isaías 9:3 declara: “Has multiplicado la nación; / has aumentado su alegría; / se alegran delante de Ti como se alegran en la siega, / como se regocijan los hombres cuando reparten el botín”. Esta profecía se refiere a Pedro, Juan, Jacobo y a todos los primeros apóstoles, y también nos concierne a nosotros. Nosotros somos agricultores en la siega y combatientes que obtienen el botín. Esto se refiere al aumento, la propagación y el crecimiento de Cristo en la tierra.
D. El Señor quiebra el yugo de su carga
El versículo 4 continúa: “Porque Tú quiebras el yugo de su carga, / y el bastón de sobre su hombro, / la vara de su opresor, / como en el día de Madián”. Esto indica que Cristo es la gran luz que quiebra el yugo que estaba sobre nosotros.
E. Pisotean en medio del tumulto de la batalla
Por último, el versículo 5 dice: “Porque todas las botas / de los que con ellas pisotean en medio del tumulto de la batalla, / y las vestiduras / revolcadas en sangre, / serán quemadas, / serán combustible para el fuego”. Esto indica que se libra una batalla. Hoy en día Cristo está combatiendo, y nosotros, Sus seguidores, también combatimos.
(Estudio-vida de Isaías, capítulo 9, por Witness Lee)