Revelación básica contenida en las santas Escrituras, La, por Witness Lee

DIOS ENCARNADO

El primer paso en el cumplimiento de la redención llevado a cabo por Dios fue la encarnación. Ciertamente fue algo maravilloso que Dios entró en el hombre y nació de la humanidad por medio de una virgen. ¡Nuestro Dios se hizo hombre! El era el Creador cuando creó. Pero aunque creó todas las cosas, no entró en ninguna de las cosas que creó. Incluso cuando creó al hombre solamente sopló en él aliento de vida (Gn. 2:7), pero permanecía fuera del hombre. Su aliento, según Job 33:4, dio vida al hombre; sin embargo, El mismo no entró en el hombre. Quedó separado del hombre hasta la encarnación. Pero mediante la encarnación entró personalmente en el hombre. Primero fue concebido, luego permaneció en el vientre de una virgen por nueve meses, y después nació.

El Verbo se hizo carne

Según Juan 1:14, no sólo se hizo hombre, sino que “se hizo carne”. La carne en este versículo alude al hombre caído. El hombre en Génesis 1 y 2 no había caído, pero después de Génesis 3, sí lo había hecho. La palabra carne, la cual se refiere al hombre caído, siempre conlleva una denotación negativa. Ninguna carne por las obras puede ser justificada delante de Dios (Ro. 3:20). La carne alude al hombre caído, y Cristo como Hijo de Dios se hizo un hombre. Se hizo carne.

En semejanza de carne de pecado

No quiero decir que se hizo pecador. La Biblia es muy cuidadosa al referirse a esto. Si la Biblia tuviera solamente Juan 1:14, tal vez pensaríamos que El se hizo una persona pecaminosa. Pero la Biblia también tiene Romanos 8:3, donde dice que Dios envió a Su Hijo “en semejanza de carne de pecado”. Cristo se hizo carne, pero sólo estaba en semejanza de carne de pecado. No había pecado en Su carne. El sólo tenía la semejanza de la carne, y no su naturaleza pecaminosa. Esta expresión, compuesta por Pablo, tiene tres palabras: semejanza, carne, y pecado. Si dijera solamente “carne de pecado”, indicaría la carne pecaminosa. Alabado sea el Señor porque las Escrituras añaden: “en semejanza”, lo cual indica que en la naturaleza humana de Cristo no había pecado, aunque la naturaleza tenía la semejanza, la apariencia, de carne de pecado. Además, Pablo no sólo dice que Dios envió a Su Hijo en semejanza de carne; añade “de pecado”. El uso de la palabra “semejanza” denota enfáticamente que la humanidad de Cristo no tiene pecado, pero que, aún así, Su humanidad estaba relacionada de alguna manera con el pecado.

En otro versículo, 2 Corintios 5:21, Pablo dice que Cristo “no conocía el pecado”. Esto significa que El no tenía pecado. Sin embargo, 2 Corintios 5:21 también dice que Aquel que no tenía pecado fue hecho pecado por Dios. Nuestra mentalidad no puede entender esto. Si las Escrituras no fueron escritas de esta manera, parecería una herejía decir que Cristo fue hecho pecado; pero por nosotros Cristo fue hecho pecado para ser nuestro sustituto completo. Si esto no hubiera ocurrido, no habríamos podido ser salvos. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado”. Al que Dios hizo pecado no conoció pecado.

Este asunto está descrito en el Antiguo Testamento en la tipología de la serpiente de bronce, descrita en Números 21. Cuando los hijos de Israel pecaron contra Dios, fueron mordidos por serpientes y estaban por morir. Moisés acudió a Dios por ellos, y Dios le mandó que hiciera una serpiente de bronce y que la levantara en una asta. Todo aquel que mirara la serpiente viviría, y muchos lo hicieron (vs. 6-9).

Luego en Juan 3 el Señor Jesús habló con Nicodemo acerca de la regeneración. Nicodemo era un maestro de la Biblia (v. 10) y enseñaba el Antiguo Testamento, especialmente el Pentateuco. “Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?” (v. 4). El Señor dio a entender que si Nicodemo regresara al vientre de su madre y naciera de nuevo, seguía siendo carne: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (v. 6). Ser nacido de nuevo no es nacer por segunda vez de la carne, sino nacer del Espíritu. “Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (v. 6).

Nicodemo le preguntó cómo podrían hacerse estas cosas. Luego el Señor Jesús le dijo con tono de reprimenda: “¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?” (v. 10). Luego remitió a Nicodemo al relato en Números 21: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en El cree, tenga vida eterna” (vs. 14-15).

Este cuadro indica claramente que la serpiente de bronce sólo tiene la apariencia, la semejanza, de la serpiente, pero no tiene su naturaleza venenosa. Esto corresponde a lo que Pablo dijo: “en semejanza de carne de pecado”.

Cuando Cristo murió en la cruz, a los ojos de Dios no sólo era un cordero, sino también una serpiente. Estos dos aspectos de Cristo se encuentran en Juan. Juan 1:29 hace mención del Cordero de Dios, y Juan 3:14 hace referencia al Hijo del Hombre, Cristo, levantado como la serpiente de bronce en el desierto. Cuando Cristo, nuestro Redentor, estaba en la cruz, por un lado El era el Cordero de Dios que quitaba nuestro pecado; por otro, también era la serpiente. La Palabra santa nos dice que cuando Cristo murió en la cruz, a los ojos de Dios era como una serpiente de bronce. Hago hincapié en esto porque necesitamos saber qué tipo de redención el Señor Jesús ha logrado por nosotros.

Para realizar la redención plena, El como Hijo de Dios, se hizo carne. El Verbo se encarnó. No obstante, Juan no dijo que el Verbo se hizo hombre, sino que dijo: “El Verbo se hizo carne”. En el tiempo de la encarnación, “carne” era una expresión negativa. Pero tenemos que ser cuidadosos al decir esto. Una serpiente seguramente es negativa, pero esta serpiente es de bronce. Sólo tiene la apariencia de la serpiente; no tiene su naturaleza. ¿Piensa usted que cuando Cristo fue hecho pecado El tenía una naturaleza pecaminosa? ¡De ninguna manera! Esta es la razón por la cual Pablo califica su palabra, diciendo: “quien no conoció pecado”. Aunque El fue hecho pecado por Dios, no tenía pecado en El y no conoció el pecado. Nuestro Señor es el Redentor maravilloso. La Biblia nos dice que Dios se hizo hombre en semejanza de la carne caída y pecaminosa.

(Revelación básica contenida en las santas Escrituras, La, capítulo 2, por Witness Lee)