UN REPASO DE LAS SEÑALES
Todas estas señales conforman las escenas principales que estrenan en esta pantalla divina de Apocalipsis. La teledifusión empieza por siete candeleros, que simbolizan a las iglesias; luego vienen siete estrellas resplandecientes, que simbolizan a los mensajeros de todas las iglesias; después una piedra de jaspe, que representa la apariencia de Dios; luego un león y un cordero, los cuales representan a Cristo; después una mujer universal que tiene sobre su cabeza doce estrellas, el sol como vestido y la luna debajo de sus pies; luego el gran dragón escarlata está a punto de devorar al hijo de ella; luego un hijo varón producido por ella y arrebatado al trono de Dios; después una bestia que surge del mar Mediterráneo; luego una cosecha en esta tierra, y procedente de la cosecha las primicias; después una gran ramera, Babilonia la Grande, terrible, fea y aborrecida; pero después, ¡aleluya!, una esposa hermosa, la novia; y finalmente, algo más resplandeciente, algo más grande, la Nueva Jerusalén, que es el tabernáculo de Dios, así como Jesús era el tabernáculo de Dios cuando estaba en la tierra.
La Nueva Jerusalén no es solamente un tabernáculo para Dios, sino también una esposa para el Hijo de Dios, Jesucristo. Dios tendrá un tabernáculo y Cristo tendrá una esposa. El tabernáculo y la esposa son la misma entidad: la Nueva Jerusalén.
(Revelación básica contenida en las santas Escrituras, La, capítulo 9, por Witness Lee)