Revelación básica contenida en las santas Escrituras, La, por Witness Lee

LA DIFERENCIA ENTRE EL REINO DE DIOS Y EL REINO DE LOS CIELOS

El reino de Dios

La mayoría de los cristianos no se da cuenta de que existe una diferencia entre el reino de Dios y el reino de los cielos. Sin embargo, el Nuevo Testamento hace una distinción clara entre los dos.

El reino de Dios es el gobierno divino desde la eternidad hasta la eternidad e incluye lo siguiente: Adán en el huerto de Edén (Gn. 2:8), los patriarcas (de Adán a Jacob), la nación de Israel (Ex. 19:6), la iglesia (Mt. 16:18-19), la nación restaurada de Israel (Hch. 1:6; 15:16), el milenio (Ap. 20:4, 6) y el cielo nuevo y la tierra nueva (Ap. 21:1-2). Hechos 1:6 y 15:16 revelan que la nación restaurada de Israel es llamada el tabernáculo de David. La nación de Israel será restaurada cuando el Señor regrese. Después vendrá el milenio y finalmente el cielo nuevo y la tierra nueva. El reino de Dios abarca todas las dispensaciones desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura. En el diagrama presentado en las páginas 76-77 hay seis círculos, que incluyen todas las dispensaciones desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura. La totalidad de los seis círculos es el reino de Dios.

El reino de los cielos

El reino de los cielos es el gobierno celestial desde el comienzo de la iglesia hasta el final del milenio, la parte crucial del reino de Dios. En el diagrama presentado en las páginas 76-77 hay dos círculos trazados en azul, los cuales representan el reino de los cielos. El reino de los cielos es una parte del reino de Dios, así como Texas y Louisiana forman parte de los Estados Unidos. Texas y Louisiana constituyen los Estados Unidos, pero no es correcto decir que los Estados Unidos son Texas y Louisiana. Del mismo modo, podemos decir que el reino de los cielos es el reino de Dios, pero no podemos decir que el reino de Dios es el reino de los cielos. El reino de los cielos es el reino de Dios porque forma parte del reino de Dios. La expresión “el reino de Dios” se refiere al reinado general de Dios, de la eternidad pasada a la eternidad futura, pero el reino de los cielos incluye solamente dos partes del reino de Dios: la dispensación de la gracia y el milenio.

Un período de transición

El ministerio de Juan el Bautista da inicio al Nuevo Testamento, pero él mismo no estaba en el reino de los cielos. Mateo 11:11 lo confirma: “Entre los que nacen de mujer no se ha levantado nadie mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él”. Este versículo indica que Juan no estaba en el reino de los cielos.

Entre la conclusión de la era del Antiguo Testamento y el principio del reino de los cielos había un período de transición. Esta era la época en que vivió Juan. El estaba cerca del reino de los cielos, pero no estaba en él.

Mateo 21:43 y Marcos 12:9 indican que el reino de Dios existía antes de los tiempos de Juan el Bautista. El Señor Jesús dijo a los líderes judíos que el reino de Dios se les quitaría. Cuando el Señor Jesús pronunciaba estas palabras, el reino de Dios estaba con la nación judía, pero les advertía que el reino de Dios se les quitaría. Estos versículos indican que el reino de Dios ya existía entre los israelitas. El reino de los cielos, en contraste, sólo se había acercado (Mt. 3:2; 4:17). De nuevo tenemos evidencia de que el reino de los cielos es distinto al reino de Dios.

Comienza en Pentecostés

En Mateo 13 hay varias parábolas. La primera trata del sembrador. Cuando el Señor Jesús vino como el sembrador para sembrar la semilla, el reino de los cielos todavía no había llegado; sólo se había acercado (Mt. 3:2; 4:17; 10:7).

En la segunda parábola, la del trigo y la cizaña, el reino de los cielos está presente. El Señor Jesús dijo: “El reino de los cielos ha venido a ser semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo” (13:24). En Hechos 2 vemos que la siembra empezó en Pentecostés. Al mismo tiempo Satanás empezó a sembrar la cizaña, los creyentes falsos, en medio del trigo, los creyentes.

El reino de Dios existía durante la predicación de Juan, de Jesús y de Sus discípulos. Sin embargo, en aquel entonces, no existía el reino de los cielos. En Mateo 3:2 Juan el Bautista dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Jesús empezó Su ministerio de la misma manera, mandando a la gente a arrepentirse, porque el reino de los cielos se había acercado (4:17). En 10:7 el Señor Jesús mandó a los doce a predicar que el reino de los cielos se había acercado.

No obstante, en Mateo 21:43 el Señor dijo a los líderes judíos: “El reino de Dios será quitado de vosotros y será dado a una nación que produzca los frutos de él”. Con esto vemos que el reino de Dios estaba con la nación de Israel a partir de los tiempos mencionados en Exodo 19:6. Cuando el Señor Jesús habló las palabras de Mateo 21:43, el reino de Dios estaba allí, pero el reino de los cielos solamente se había acercado.

En Mateo 16:18-19 el Señor Jesús dijo a Pedro que edificaría a Su iglesia y que daría a Pedro las llaves del reino de los cielos. El día de Pentecostés Pedro usó una de estas llaves para abrir la puerta a los creyentes judíos a fin de que entrasen en el reino de los cielos. Aquí tenemos otro indicio de que el reino de los cielos comenzó el día de Pentecostés.

En el diagrama presentado en las páginas 76-77 hay una flecha titulada “El descenso del Espíritu Santo” (Hch. 2:1-4). El descenso del Espíritu Santo el día de Pentecostés señala el comienzo del reino de los cielos y el comienzo del cumplimiento de la parábola tocante al trigo y la cizaña.

(Revelación básica contenida en las santas Escrituras, La, capítulo 7, por Witness Lee)