EL ESPIRITU Y LA PALABRA
Dios nos ha dado dos dones grandes: el Espíritu y la Palabra. El Espíritu compuesto es la totalidad del Dios Triuno y todos Sus hechos. Por eso digo que este Espíritu compuesto, incluyendo Su Palabra, es la máxima consumación del Dios Triuno quien llega a nosotros. La Persona divina y la Palabra divina están envueltas en este único Espíritu compuesto. Todas las bendiciones, todos los legados, del Nuevo Testamento se les otorgó a los hijos de Dios. Estos legados también están envueltos en este único Espíritu compuesto.
Dos versículos del Nuevo Testamento indican que el Espíritu y la Palabra son uno. En Juan 6:63 el Señor dice: “Las palabras que Yo os he hablado son espíritu”. También, Efesios 6:17 menciona la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios. No solamente la palabra del Señor es el Espíritu, sino que también el Espíritu es la Palabra.
Es por esto que en Romanos 10 Pablo dice que cuando uno oye la predicación del evangelio, la palabra está cerca, en la boca y en el corazón (v. 8). Por muchos años yo no pude entender lo que Pablo quería decir. ¿Cómo podría la palabra estar en mi boca y en mi corazón? Con el tiempo el Señor me mostró que cuando alguien con corazón puro enseña, predica, lee o estudia el Nuevo Testamento, el Espíritu obra con la Palabra. Mediante el Espíritu la Palabra entra en nuestra boca. Por medio del Espíritu la Palabra entra en nuestro corazón. Sin el Espíritu, la letra impresa no podría entrar en nuestra boca ni en nuestro corazón. Cuando ejercitamos nuestro espíritu orando-leyendo un versículo de la Biblia, ese versículo entra en nuestra boca y en nuestro corazón. No debemos leer la Biblia sin orar. Debemos leer la Biblia, la Palabra santa, con oración. No debemos simplemente ejercitar la mentalidad al estudiar la Palabra. Tenemos que acudir a la Palabra con oración. No es necesario usar nuestras propias palabras; oremos la Palabra.
Todos sabemos que cuando oramos de esta manera, la palabra en la hoja impresa entra en nuestra boca y en nuestro corazón. Recibimos la iluminación, la alimentación, el agua, el fortalecimiento, la consolación y el suministro de vida. También el Espíritu se nos aplica como la consumación del Dios Triuno.
El Espíritu y la Palabra trabajan juntos. Siempre debemos leer la Biblia tocando al Espíritu. Debemos orar leyendo, y leer orando. Entonces disfrutaremos al Dios Triuno. No tenemos carga de discutir ni debatir, sino presentar la verdad básica al pueblo de Dios hoy en día para que sepan que nuestro Dios en realidad es el Dios Triuno, y esto no es para nuestro entendimiento, sino para nuestro disfrute. Presentamos la verdad para ayudar a los santos a saber que nuestro Dios es triuno y por eso podemos participar de El, disfrutarle y experimentarle.
(Revelación básica contenida en las santas Escrituras, La, capítulo 3, por Witness Lee)