Entrenamiento y la práctica de los grupos vitales, El, por Witness Lee

I. EL ESTADO DE MUERTE DE SARDIS

A. Lo venceremos en la vida del Cuerpo

El primer enemigo es el estado de muerte de Sardis (Ap. 3:1-2). Este enemigo es derrotado en la vida del Cuerpo (Ro. 12:3-10). Si usted no vive en el Cuerpo, no lo logrará. No puede conquistar la muerte. Los cristianos actuales están muertos porque no viven en el Cuerpo.

B. Por:

1. Presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo a Dios

Romanos 12:1 dice que necesitamos presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo a Dios. Nuestro cuerpo incluye toda nuestra persona. Nuestro espíritu y nuestra alma están dentro de nuestro cuerpo, así que si nuestro cuerpo es presentado al Señor, todo nuestro ser le es presentado. Tal vez decimos que ya nos hemos ofrecido al Señor, pero necesitamos repetir nuestra consagración cada día y aun muchas veces durante el día. Esto puede compararse a la acción de comer. No podemos decir que no es necesario comer hoy porque ya comimos ayer. Tenemos que comer tres veces al día, todos los días, para mantenernos saludables. De la misma manera la consagración tampoco es un asunto de una vez para todas. Debe ser continuo, sin cesar. Cada día y cada momento, en todo, necesitamos tomar la posición de consagración.

2. Ser transformados y dejar la conformación a esta era, por medio de la renovación de nuestra mente

También necesitamos ser transformados y dejar la conformación a esta era, por medio de la renovación de nuestra mente (Ro. 12:2). Ofrecer el cuerpo al Señor es tratar con nosotros mismos. Ser transformados por la renovación de la mente es tratar con esta era, el mundo práctico delante de nosotros. Necesitamos tratar con nosotros mismos, y necesitamos tratar con nuestra relación con el mundo práctico, la era actual, y con nuestro concepto acerca de ella. Estamos en un estado de muerte porque no nos presentamos al Señor y porque secretamente seguimos esta era. Presentar nuestro cuerpo es darnos al Señor sin reservas. No debemos guardar ninguna parte nuestra para nosotros mismos. Debemos darnos al Señor absolutamente. Además, no debemos seguir esta era secretamente.

La era delante de nosotros es muy sutil. He visto a algunos santos que fueron engañados inconscientemente por la era de modo que la siguieron. No podemos vencer el estado de muerte si seguimos parcialmente esta era. La era no se esconde, pero nuestra acción de seguirla se esconde. Tal vez pretendamos amar mucho al Señor, pero en realidad hay una corriente oculta dentro de nosotros que sigue la era, que ama el mundo. Si estamos siendo secretamente conformados a esta era, ¿cómo podemos vivir en el Señor? Hoy día en los Estados Unidos hay dos cosas muy negativas: el pecado y la era. Estas dos cosas matan a los cristianos de este país. Nuestra mente necesita ser renovada para que no seamos conformados a la era.

(Entrenamiento y la práctica de los grupos vitales, El, capítulo 3, por Witness Lee)