NO CONFIAR EN LOS MILAGROS
NI EN PERSONAS GRANDEMENTE DOTADAS
No debemos pensar que un grupo vital hará maravillas. Pensar de esa manera es pentecostal. El grupo vital es como un árbol de frutas que da fruto. No es algo milagroso. Todo el año, desde la primavera hasta el invierno, el mismo árbol está allí aparentemente igual, pero cada año ese árbol da fruto.
El Señor confía en Sus miembros, no en los “gigantes” espirituales. Como miembros pequeños en el Cuerpo del Señor, todos somos muy útiles para El. Cada miembro debe trabajar; cada miembro debe funcionar; cada miembro debe visitar a otros. Entonces todos llegaremos a ser vitales. No piense que al oír un mensaje motivador y al orar por tres días y tres noches algo milagroso nos sucederá para hacernos a todos que seamos vitalizados. No hay tal cosa. A través de mi estudio he encontrado que en realidad ningún avivamiento funciona. Pero el Espíritu siete veces intensificado ahora se está moviendo sobre esta tierra (Ap. 5:6). Se está moviendo en Australia, en Nueva Zelandia, en Suramérica, en Centroamérica y en Norte América. El se está moviendo en muchos lugares y en muchos corazones. También se está moviendo en nuestros corazones. Si todos nos diéramos cuenta de que no necesitamos un gran “avivamiento” sino simplemente necesitamos salir a visitar a las personas, esto será mucho más efectivo que cien gigantes espirituales.
No debemos confiar en personas grandemente dotadas. No debemos considerarlas más capaces que nosotros. En realidad, quizás nosotros seamos mucho más grandes que ellas. Necesitamos recibir la misericordia del Señor para laborar. Según mi experiencia, si no laboro, no puedo estar sano. Cuando laboro, todas las enfermedades llegan a tener miedo de mí. No obstante, cuando ceso de laborar, la enfermedad quizás llegue. No debemos darle la bienvenida a la enfermedad. En su lugar, debemos amar a las personas. Todos los días tenemos que estar fuera de nosotros mismos, haciendo cosas que otras personas considerarían necedad. Cada día necesitamos contactar a las personas y hablarles de Cristo. Si uno es tal persona, seguramente tendrá compañeros. El Señor le dará compañeros. Además, su esfuerzo será muy contagioso. Algunas personas serán atraídas por lo que usted es. Entonces se le acercarán. Espontáneamente tendrá un grupo, y ese grupo sera su grupo vital.
Necesitamos tomar lo dicho por el apóstol en 1 Tesalonicenses 1:3 en cuanto a la labor de amor, y lo dicho en Colosenses 1:28—2:1 en cuanto a su labor luchando para ganar a todo hombre, para amonestar a todo hombre, para enseñar a todo hombre y para presentar a todo hombre maduro en Cristo. Si Pablo podía hacer esto, nosotros también podemos hacerlo. No debemos decir que no podemos hacerlo. Podemos hacerlo.
(Entrenamiento y la práctica de los grupos vitales, El, capítulo 13, por Witness Lee)