Entrenamiento y la práctica de los grupos vitales, El, por Witness Lee

NUESTRA LABOR EN EL SEÑOR NO ES EN VANO

Nuestra labor en el Señor nunca será en vano ni podrá ser en vano. Simplemente debemos laborar. Una táctica muy engañosa del diablo es apartarnos de laborar para el Señor. Uno quizás tenga una excusa, al decir que ha estado trabajando en cierto lugar por tres años y que no ha ganado ninguna persona. ¿No puede tratar por otros tres años? Con el tiempo, si les hablamos a las personas acerca de Jesús, quizás no crean, pero oirán una palabra acerca de Jesús. Eso no lo podrán olvidar. Lo que hayamos hecho nunca será en vano.

He estado trabajando en los Estados Unidos por treinta y un años. Aparentemente, debido a la oposición del cristianismo, no he ganado a muchas personas. Pero realmente, ese no es el caso. El recobro del Señor se ha esparcido a cinco continentes a través de este ministerio. En 1949 cuando fui enviado de la China continental a Taiwán, había menos de cien iglesias fuera del continente, principalmente en el sureste de Asia, en países como las Filipinas, Indonesia, Malasia, Singapur y Tailandia. Sin embargo, hoy hay por lo menos mil doscientas iglesias alrededor del globo.

Necesitamos laborar día y noche. No tengo mucho tiempo para salir a visitar a las personas. Mi tiempo lo empleo principalmente preparando los bosquejos de los mensajes y hablando. Los mensajes que doy son grabados, transcritos, corregidos e impresos, y los libros son enviados a muchos lugares. En los últimos tres años, seis millones de ejemplares, incluyendo Biblias, mis libros y los libros del hermano Nee, se han distribuido gratuitamente a más de mil ciudades en Rusia. ¿Podemos pensar que todo eso ha sido en vano? No; esas publicaciones aún están trabajando allí.

Aunque los Estados Unidos es un país cristiano, siento que la necesidad del pueblo americano por Cristo es mucho más grande que en ninguna otra parte. Cuando empecé a trabajar en este país hace treinta y un años, la necesidad no era tan grande como lo es hoy. Necesitamos salir a visitar a la gente y darles un folleto o un volante. Ya sea que pensemos que lo van a entender o no, necesitamos creer que todo lo relacionado a Cristo servirá. No sabemos qué palabra tocará a la gente. Si le damos a alguien un volante, quizás lo tire en la calle, pero lo que una persona tira otra quizás lo recoge y se lo lleva a su casa. Entonces los miembros de esa familia, sus amigos y la visita de esa casa lo verán. No sabemos cuál será el resultado. Tarde o temprano las personas serán tocadas por Cristo.

Por supuesto, todo esto también depende de mucha oración de nuestra parte. No obstante, no debemos sentir que debemos orar a propósito arrodillándonos por diez o veinte minutos. Podemos orar en cualquier momento. Mientras estamos comiendo podemos decir: “Señor Jesús, acuérdate de los pecadores. Señor, acuérdate de mi primo”. Debemos creer que nuestra oración será escuchada y contestada.

Estoy muy contento que el Señor me haya salvado del mundo y que he estado trabajando para El por más de sesenta y cinco años. Nunca me he arrepentido de esto. Creo que un buen número de personas ha recibido el beneficio de mi trabajo. Necesitamos dar lo mejor de nosotros, laborar para el Señor. De otra manera, nuestra vida cristiana no tendrá ningún significado. Hemos sido salvos, hemos sido iluminados, y conocemos la iglesia y el recobro, pero necesitamos laborar. Sólo trabajar no es suficiente. Nuestro trabajo no impresionará a las personas; nuestra labor las impresionará. Las personas saben por su sentir interior si estamos laborando o simplemente trabajando. Si contactamos a las personas como una rutina, eso no les impresionará. Necesitamos tener un corazón para ellas. Necesitamos tener un deseo de ganarlas y laborar en ellas. Dentro de ellas se darán cuenta de que somos dedicados al Señor. Eso nunca lo podrán olvidar. Eso es efectivo.

Todos necesitamos laborar en amor. Necesitamos amar al Señor, amar Su recobro, amar la iglesia y amar a los santos. Debemos amar a los fuertes y debemos amar a los débiles aún más. Debemos desear verlos y hablarles. Debemos estar ardientes. Esto nos hará muy contagiosos. Les animo para que antes y después de cada reunión cultiven el hábito de contactar a las personas. El contacto que tenemos con las personas seguramente será productivo.

(Entrenamiento y la práctica de los grupos vitales, El, capítulo 13, por Witness Lee)