LA INTERPRETACION POR SINTESIS
Estudiemos la interpretación por síntesis. Dios asigna a los ministros de Su Palabra esta clase de interpretación especial. Analicemos, por ejemplo, el servicio de Pedro como ministro de la Palabra de Dios en el día de Pentecostés. Ese día ocurrió algo maravilloso: El Espíritu Santo fue derramado sobre los creyentes y aparecieron los dones. En ese día muchos hablaron en diversas lenguas. Las ciento veinte personas que estaban allí reunidas recibieron lo que los israelitas nunca antes habían recibido. Previamente, el Espíritu Santo había venido sobre personas aisladas. Una o dos personas o, a lo sumo, un grupo de profetas había recibido el Espíritu de Dios; pero ese díafue vertido el Espíritu de Dios sobre los ciento veinte hombres y mujeres que se hallaban allí, de tal manera que parecía que estaban ebrios. En toda la historia de Israel jamás había ocurrido algo semejante. Vemos claramente que en ese preciso momento Dios le dio las llaves del reino a Pedro. Pedro, uno de los once apóstoles, tomó la iniciativa y aprovechó la oportunidad para dar testimonio del Señor. Puesto en pie les explicó a los judíos lo que acababa de acontecer, les dio testimonio y los exhortó a participar de lo mismo. En eso consistió su predicación. Allí en Pentecostés él fue un ministro de la Palabra. Pedro no basó su mensaje en un solo pasaje, sino que combinó tres porciones y recibió luz por medio de esta síntesis. Lo que Pedro hizo no fue un análisis, sino una síntesis de tres pasajes de la Palabra. Aparte de la explicación que Dios le dio de este hecho extraordinario, Pedro reunió tres porciones de las Escrituras con las cuales explicó a los judíos lo que estaba sucediendo. En la actualidad, los siervos de Dios también ven las cosas espirituales al juntar varios pasajes de las Escrituras. Esta práctica sigue el mismo principio del ministerio que Pedro ejerció el día de Pentecostés.
En el día de Pentecostés, Pedro predicó basándose en la síntesis de tres pasajes: Joel 2, Salmos 16 y Salmos 110. El Espíritu Santo combinó estos tres pasajes e interpretó su significado. Es así como se interpreta valiéndose de una síntesis. Un ministro de la Palabra no necesariamente ejerce su función mediante un sólo pasaje de las Escrituras. Muchas veces, la interpretación es el resultado de una combinación de pasajes, lo cual se usa más comúnmente en el ministerio de la Palabra hoy. Necesitamos relacionar muchos pasajes para descubrir lo que comunican.
Veamos un ejemplo. En el Antiguo Testamento se usaron cuatro objetos de adoración: los dos becerros de oro, la serpiente de bronce, el efod de Gedeón y la imagen tallada que erigió Micaía (1 R. 12:28-33; 2 R. 18:4; Jue. 8:27; 18:14-31). Si queremos dar un mensaje acerca de los diferentes tipos de objetos que no se deben adorar, podemos combinar estos pasajes para hablar de ello. Podemos estudiar muchos temas sintetizando diferentes pasajes.
Pedro presentó una síntesis el día de Pentecostés. En su mensaje, habló del derramamiento del Espíritu Santo, citando Joel 2, de la resurrección del Señor Jesús, basándose en Salmos 16; y de la ascensión del Señor, apoyándose en Salmos 110. Pedro juntó estos tres temas. El Señor Jesús resucitó, pero además de eso no se quedó en la tierra, sino que ascendió a los cielos, y el resultado de esta ascensión fue el derramamiento del Espíritu Santo. La muerte no pudo retener al Señor Jesús. El resucitó y ascendió al Padre, y ahora espera hasta que Su enemigo sea puesto por estrado de Sus pies. El Padre lo glorificó, lo cual se comprueba por el derramamiento del Espíritu Santo. Ese día, mientras Pedro servía como ministro de la Palabra de Dios, el Espíritu Santo le dio la interpretación de estos tres pasajes de las Escrituras. La interpretación de estos tres pasajes, le dio a Pedro un sólido fundamento para hablar. El ministerio de la Palabra requiere que el Espíritu Santo nos interprete la Palabra de Dios, y por nuestra parte, debemos tomar la palabra interpretada como la base de nuestro mensaje en nuestro ministerio.
En el libro de Hechos encontramos otros ejemplos de esta enseñanza. En el capítulo tres, el mensaje de Pedro fue breve, pues constaba de unas cuantas expresiones. Sin embargo, en él combinó pasajes de Deuteronomio y de Génesis. Esteban, en el capítulo siete, dio un mensaje que indiscutiblemente era el ministerio de la Palabra. A pesar de que su mensaje contenía pocas explicaciones, su discurso fue poderoso. Se limitó a narrar la historia del Antiguo Testamento por períodos, comenzando con el llamado de Abraham en Génesis 12; luego habló de la época de Moisés en Egipto, hasta llegar al tiempo cuando los israelitas se rebelaron contra Dios. El citó Génesis, Exodo, Deuteronomio, Amós e Isaías. Su predicación enfureció a sus oyentes de tal modo que lo apedrearon hasta darle muerte. Esto prueba que el ministerio de la Palabra que él ejercía era muy especial. No dio muchas explicaciones; simplemente narró la historia en forma detallada. Este mensaje salió del espíritu de Esteban, y los que lo oyeron no pudieron resistirlo. Esta síntesis fue muy poderosa. En el capítulo trece, Pablo se basó en este mismo principio. Al predicar en Antioquía de Pisidia, citó 1 Samuel 13, Salmos 89, Salmos 2, Isaías 55, Salmos 16 y Habacuc. Esta fue una verdadera síntesis, en cuya conclusión Pablo alentó a la audiencia a aceptar a Jesús de Nazaret como su Salvador.
Cuando los ministros neotestamentarios leen el Antiguo Testamento, el Espíritu Santo les da la interpretación en cuanto a la profecía, la historia y la combinación de varios pasajes. Debemos prestar especial atención a la palabra que proviene de la combinación de varios pasajes. El libro de Hebreos contiene muchos mensajes de esta clase, lo mismo la epístola a los Romanos y la epístola a los Gálatas. Cuando el Espíritu Santo mandaba a los apóstoles a hablar de cierto tema, seleccionaba versículos del Antiguo Testamento y los guiaba a presentar la Palabra. Este mismo principio gobierna a los ministros de la Palabra de hoy. Así como Pedro, Pablo, Mateo y los demás apóstoles llevaron a cabo su ministerio al hablar guiados por el Espíritu Santo y según el Antiguo Testamento, nosotros también llevamos a cabo nuestro ministerio al hablar según ambos Testamentos y la guía del Espíritu Santo. Los apóstoles no hablaban al azar; ellos seguían la dirección del Espíritu Santo; proclamaban lo que Dios les decía y basaban su discurso en la interpretación que el Espíritu daba de la palabra que Dios había dado previamente. En esto consiste el ministerio de la Palabra.
(
Ministerio de la Palabra de Dios, El, capítulo 6, por Watchman Nee)