LA NUEVA MANERA EXIGE QUE EXPERIMENTEMOS
LA MUERTE Y LA RESURRECCIÓN
Los versículos que leímos esta noche son todos del libro de 1 Corintios. En particular, todos ellos son del capítulo 15. Hemos visto que los capítulos 14 y 15 son dos capítulos muy significativos. El capítulo 14 habla principalmente sobre el profetizar. Únicamente el profetizar edifica a la iglesia. Inmediatamente después, Pablo trata el asunto de la resurrección en 1 Corintios 15. Esto nos muestra que el profetizar mencionado en el capítulo 14 debe hacerse en resurrección. En nuestro ser natural, sólo podemos hablar palabras ordinarias; no nos es posible hablar por el Señor. Por esta razón, tenemos que aprender a permanecer en resurrección, a fin de poder hablar por Dios y proclamarlo.
La razón por la cual condenamos la vieja manera es que ella nos mantiene en la esfera natural. No sabemos cómo aplicar el poder de la resurrección ni tampoco necesitamos hacerlo en nuestro entorno. Como resultado, continuamos yendo por el viejo camino y permanecemos en nuestro ser natural. Sin embargo, cualquier cosa que tengamos que hacer en la nueva manera, no podremos hacerlo en nuestro ser natural. A fin de predicar el evangelio según la manera ordenada en el Nuevo Testamento, tenemos que contactar y visitar a las personas directamente para que ellas puedan ser salvas de su entorno y nosotros podamos ofrecerlas a Dios como sacrificios. Sin embargo, esto es algo que el hombre natural no puede hacer. Es únicamente mediante el poder de la resurrección que esto se puede lograr.
Sabemos que el Espíritu Santo es la realidad de la resurrección. Cuando usted está en el Espíritu Santo, está en la resurrección. Aunque la resurrección y el Espíritu Santo están estrechamente relacionados, según nuestra experiencia subjetiva, hay una relación todavía más estrecha entre la resurrección y la muerte. Nuestro ser natural, junto con su fuerza natural y sus opiniones naturales, debe pasar por la experiencia de la muerte para que pueda entrar en su resurrección. En Himnos, #135 dice: “Sin la sangre y su limpieza no se puede unción tener; sin pasar por el Calvario, no habrá Pentecostés”. Si no pasamos por la experiencia de la muerte en la cruz, jamás podremos recibir al Espíritu de Pentecostés, ya que el Espíritu de Pentecostés es la realidad de la resurrección. Por lo tanto, si queremos obtener la realidad de la resurrección, necesitamos pasar por Gólgota.
Hoy en día, tal como se nos revela en la Biblia, hemos visto esta nueva manera. También hemos visto que para tomar este camino necesitamos experimentar la muerte y la resurrección en cada paso que damos. Especialmente quisiera mostrarles a los hermanos que sirven como ancianos en la iglesia, que para guiar a los hermanos y hermanas en esta nueva manera es necesario que nosotros seamos personas que viven en resurrección. Debemos pasar por la muerte; sólo entonces podremos entrar en la resurrección y en la realidad del Espíritu Santo.
(Sacerdotes neotestamentarios del evangelio, Los, capítulo 5, por Witness Lee)