Pleno conocimiento de la Palabra de Dios, El, por Witness Lee

LA VERDAD DE LA TRINIDAD DIVINA

Ahora consideremos el primer punto del bosquejo: la Trinidad Divina.

El Padre, el Hijo y el Espíritu son Dios: el único Dios

Efesios 4:6 dice que el Padre es Dios; Hebreos 1:8 dice que el Hijo es Dios; y Hechos 5:3-4 dice que el Espíritu es Dios.

El Padre, el Hijo y el Espíritu existen simultáneamente de eternidad a eternidad

Isaías 9:6 afirma que el Padre es el Padre eterno. Hebreos 1:12 dice que el Hijo es eterno, que Sus años no acabarán, y Hebreos 7:3 dice que Él no tiene principio de días ni fin de vida. Hebreos 9:14 dice que el Espíritu es el Espíritu eterno. Por lo tanto, vemos que los tres —el Padre, el Hijo y el Espíritu— existen simultáneamente, y no uno después del otro, de eternidad a eternidad.

El Padre, el Hijo y el Espíritu son coinherentes el uno en el otro y son inseparables

Juan 14:10-11 dice que el Hijo está en el Padre y el Padre está en el Hijo; Ellos son coinherentes el uno en el otro. La mayoría de los cristianos cree que cuando el Hijo, el Señor Jesús, vino a la tierra, dejó al Padre en el cielo. Este concepto es erróneo.

Es preciso que nos demos cuenta de que cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, Él todavía estaba en el Padre y el Padre estaba en Él. Juan 5:43 dice que el Señor Jesús vino en el nombre del Padre. Eso significa que Él estaba en el Padre. Cuando Él vino, el Padre vino, porque Él estaba en el Padre y el Padre estaba en Él. Juan 14:26 dice: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en Mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que Yo os he dicho”. En primer lugar, los tres del Dios Triuno —“el Consolador” (el Espíritu Santo), “el Padre” y “Yo” (el Hijo)— se mencionan en este versículo. El Señor dijo: “El Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en Mi nombre”. Estas palabras significan que el Padre envía al Espíritu Santo en el nombre del Señor. En otras palabras, el Espíritu, el Enviado, está en el nombre del Hijo. El resultado es que Aquel que envía está en el Hijo y el Enviado también está en el Hijo.

Isaías 9:6 dice que el nombre del Hijo que nos ha sido dado es el “Padre eterno”. En 2 Corintios 3:17 también dice: “El Señor es el Espíritu”. Por consiguiente, el Hijo está en el Padre, y el Hijo también es el Espíritu. Es imposible separar el misterio de la Trinidad. Volvamos a leer Juan 15:26: “Cuando venga el Consolador, a quien Yo os enviaré del Padre, el Espíritu de realidad, el cual procede del Padre”. Aquí el significado de la palabra griega traducida “del” es “de con”. El Hijo envía al Espíritu y el Espíritu viene “del” Padre y “con” el Padre. El resultado es que el Espíritu viene con el Padre. Pero Juan 6:46 dice: “No que alguno haya visto al Padre, sino Aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre”. La palabra con que aparece aquí, también tiene el sentido de “de con”. Por lo tanto, cuando el Hijo vino, vino también con el Padre.

El Padre, el Hijo y el Espíritu vienen juntos

Cuando examinamos Juan 6:46 y 15:26, nos damos cuenta de que el Padre, el Hijo y el Espíritu vienen juntos. Juan 6:46 dice que el Hijo viene con el Padre, y Juan 15:26 dice que el Hijo envía al Espíritu del Padre, y el Espíritu viene con el Padre. Aparentemente, cuando el Espíritu vino, el Hijo se quedó en el cielo. Pero Juan 6:46 dice que el Hijo viene del Padre y con el Padre, y Juan 14:26 dice que el Padre envía al Espíritu en la persona del Hijo. Por consiguiente, al comparar estos tres versículos, vemos que el Padre, el Hijo y el Espíritu, todos ellos, vinieron. Aparentemente, cuando el Señor Jesús vino a la tierra, Él era únicamente el Hijo de Dios que se hizo carne, pero en realidad, el Padre estaba en Él y el Espíritu también estaba en Él. Él vino en el nombre del Padre, y el Espíritu también vino en Su nombre. Dicho de manera más sencilla, cuando Él vino, los tres —el Padre, el Hijo y el Espíritu— vinieron. Debido a que Él es el Dios Triuno, los tres son inseparables.

Por esta razón, siento que debo laborar para mostrarles este sencillo bosquejo sustentado de una manera sólida con versículos de la Biblia. Hemos estudiado la Biblia por décadas y hemos dado mucho énfasis a este punto. Esta verdad es sumamente importante. Lo que el cristianismo predica es demasiado simplificado, tradicional y no es más que un testimonio de oídas. Nosotros hemos laborado mucho para averiguar todos los detalles. Descubrimos que la venida del Señor Jesús no es tan sencilla. No es como la predicación del cristianismo, que dice que el Padre y el Hijo son dos personas aparte la una de la otra, que el Hijo vino y el Padre permaneció en los cielos, y que el Hijo y el Espíritu son también dos personas aparte la una de la otra. Ahora debemos darnos cuenta de que cuando el Hijo viene, viene con el Padre. El Padre está en Él, y Él está unido al Espíritu. Asimismo, el Espíritu viene con el Padre y en el Hijo. Por consiguiente, los tres son uno. El Padre, el Hijo y el Espíritu son coinherentes el uno en el otro y son inseparables.

Podemos repetir brevemente los puntos del 4 al 7 del bosquejo al comienzo de este mensaje, de esta manera: el Hijo viene con el Padre, el Padre está con el Hijo, y el Hijo y el Padre son uno solo (Jn. 6:46; 8:29; 10:30). El Padre nunca dejó al Hijo; Él está siempre con el Hijo. Además, el Hijo se hizo carne mediante la concepción del Espíritu, y el Hijo fue lleno del Espíritu Santo en Su vivir y obra en la carne (Lc. 1:35; Mt. 1:18, 20). Todo lo que el Padre tiene le pertenece al Hijo y todo lo que el Hijo posee el Espíritu lo recibe (Jn. 16:14-15). Por último, el Hijo es llamado el Padre y también llegó a ser el Espíritu (Is. 9:6; 1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17). Al final, el Padre, el Hijo y el Espíritu alcanzan Su consumación como el Espíritu. El Espíritu es, por tanto, la máxima consumación del Dios Triuno.

(Pleno conocimiento de la Palabra de Dios, El, capítulo 5, por Witness Lee)