LAS PARTES INTERNAS
DE NUESTRO SER GUARDAN RELACIÓN
CON EL EJERCICIO DE NUESTRO ESPÍRITU
Tanto el primer capítulo de 1 Timoteo como el de 2 Timoteo nos hablan de las partes internas de nuestro ser en relación con el ejercicio de nuestro espíritu. En 2 Timoteo 1:7 se nos dice: “No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de cordura”. En este versículo se hallan implícitas las tres partes de nuestra alma: nuestra voluntad, parte emotiva y mente. Un espíritu de poder es un espíritu que cuenta con una voluntad apropiada, un espíritu de amor es un espíritu con una parte emotiva apropiada, y un espíritu de cordura es un espíritu que tiene una mente clara, sobria y sensata. Dios no nos ha dado un espíritu débil, sino un espíritu poderoso, amoroso y sobrio. Al decirnos esto, la intención de Pablo no era meramente decirnos algo sobre nuestro espíritu, sino que él procuraba conseguir que nosotros usáramos nuestro espíritu.
Nuestro espíritu está completamente envuelto, rodeado, por las tres partes de nuestra alma. Por tanto, para ejercitar el espíritu es indispensable que contemos con una voluntad subyugada y sumisa, una parte emotiva apropiada, y una mente sobria y sensata. Si todas estas partes de nuestra alma se encuentran bajo el control de nuestro espíritu, tendremos un espíritu poderoso, amoroso y sobrio, y lo podremos liberar. De otro modo, nuestra alma impedirá que nuestro espíritu sea liberado. Cuando las partes de nuestra alma están bajo el control del espíritu, ellas se convierten en la vía libre por la cual el espíritu puede salir y ser liberado.
(Ejercicio de nuestro espíritu, El, capítulo 2, por Witness Lee)