RECORDAR AL SEÑOR Y ADORAR AL PADRE
EN LA REUNIÓN DE LA MESA DEL SEÑOR
Para nuestra comunión en cuanto a la adoración al Padre, que corresponde a la segunda sección de la reunión de la mesa del Señor, leamos Mateo 26:29-30, que dice: “Os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de Mi Padre. Y cuando hubieron cantado un himno, salieron al monte de los Olivos”. El versículo 29 revela lo que el Señor Jesús dijo después de establecer Su cena. El versículo 30 empieza diciendo: “Cuando hubieron cantado un himno...”. Esta sencilla oración tiene un profundo significado. Hay tres preguntas que debemos hacernos con relación a esta frase. En primer lugar, ¿quiénes cantaron el himno? Segundo, ¿a quién cantaron en alabanza? Y tercero, ¿por qué cantaron? Según el contexto, el Señor Jesús y Sus discípulos cantaron un himno, y lo cantaron en alabanza al Padre. Además, fue inmediatamente después que el Señor estableció Su cena que Él y Sus discípulos cantaron himnos de alabanza al Padre. El significado de esto es profundo.
Cuando el Señor estableció Su cena en los versículos del 26 al 28, Su deseo era que Sus discípulos lo recordaran a Él. Esto es conforme a 1 Corintios 11:24, que dice: “Haced esto en memoria de Mí”. El Señor les dijo a Sus discípulos que el punto central de la mesa del Señor es hacer memoria de Él. Sin embargo, siempre que el Hijo hacía algo en el Nuevo Testamento, Él nunca se olvidaba del Padre. Si al establecer Su cena, el Señor únicamente hubiera dicho: “Haced esto en memoria de Mí”, Él no habría expresado nada del Padre a los discípulos. Por consiguiente, la frase cuando hubieron cantado un himno implica algo con un significado muy profundo. Muestra que después de que los discípulos recordaron al Señor, Él los llevó a cantar y a alabar al Padre. En esto consiste la adoración al Padre.
Aunque la frase cuando hubieron cantado un himno es sencilla, a menudo las frases sencillas de la Biblia expresan puntos importantes. Cuando el Señor Jesús estableció Su cena, Él estaba abrumado, pues se estaba preparando para entregarse en las manos de quienes lo iban a matar. Por esta razón, Él aprovechó la oportunidad antes de ser muerto para establecer Su cena a fin de que Sus discípulos lo recordaran. Si después de esto, Él no hubiera dicho nada más, y entonces hubiera ido al huerto de Getsemaní y se hubiera entregado en manos de aquellos que lo matarían, los discípulos no habrían sido conducidos al Padre. Por lo tanto, el hecho de que el Señor guió los discípulos a alabar a Dios, tenía como propósito dejar en ellos la impresión de que no debían olvidarse de adorar al Padre cuando lo recordaran a Él.
El Señor canta himnos de alabanza
al Padre junto con Sus hermanos
en medio de la iglesia
Hebreos 2:11-12 dice: “Todos, así el que santifica como los que son santificados, de uno son; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: ‘Anunciaré a Mis hermanos Tu nombre, en medio de la iglesia te cantaré himnos de alabanzas’”. El pensamiento en estos versículos coincide con lo dicho en Mateo 26:29-30. Después de que el Señor estableció Su cena, cantó un himno con Sus discípulos para alabar al Padre. Esto tenía como propósito dejar grabado en ellos que aún después de recordarle, debían adorar al Padre. Luego el Señor murió en la cruz, y tres días después resucitó. En su resurrección, muchos hermanos fueron producidos. Antes de la resurrección, el Señor únicamente tenía discípulos, no tenía hermanos. En 1 Pedro 1:3 se nos dice que nosotros fuimos regenerados por medio de Su resurrección. Por eso, cuando el Señor Jesús vio a María en la mañana de Su resurrección le dijo: “No me toques, porque aún no he subido a Mi Padre; mas ve a Mis hermanos, y diles: Subo a Mi Padre y a vuestro Padre, a Mi Dios y a vuestro Dios” (Jn. 20:17). Como el Hijo unigénito de Dios, el Señor Jesús nació el día de Su resurrección para ser el Hijo primogénito de Dios. En Su resurrección todos los que creen en Él fueron también engendrados para ser los muchos hijos de Dios, Sus muchos hermanos.
Hebreos 2:11 dice que el Señor Jesús, Aquel que santifica, es uno con Sus hermanos, los santificados, porque tanto Él como nosotros hemos nacido del Padre. El versículo 11 también dice: “Por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos”. Este versículo es semejante a Juan 20:17, donde el Señor dijo: “Ve a Mis hermanos”. En aquel tiempo los discípulos estaban débiles. En la noche que el Señor Jesús fue traicionado, Pedro negó al Señor tres veces (Mt. 26:69-75; Mr. 14:66-72; Lc. 22:55-62; Jn. 18:15-18, 25-27), y los demás discípulos estaban desilusionados y huyeron. Esto era una vergüenza para ellos. Ellos no eran dignos de ser llamados hermanos, pero el Señor no se avergonzó de ellos. Debido a lo que el Señor logró en la mañana de Su resurrección, Él no se avergonzó de llamarlos Sus hermanos.
El último pasaje de Hebreos 2:12 dice: “En medio de la iglesia te cantaré himnos de alabanzas”. La frase te cantaré se refiere al Padre. Por lo tanto, este pasaje también podría ser traducido: “En medio de la iglesia cantaré himnos de alabanzas al Padre”. ¿En cuál de las reuniones cristianas le es más apropiado al Señor Jesús cantar himnos de alabanza al Padre en medio de la iglesia? Por deducción, esta reunión debe de ser la reunión de la mesa del Señor. Además, después que el Señor Jesús estableció Su cena, cuando Él dirigió a Sus discípulos a cantar un himno, Él no estaba dentro de ellos, porque aún no había resucitado y no podía entrar en ellos. Sin embargo, en la mañana de la resurrección del Señor, todos los discípulos llegaron a ser los hermanos del Señor, y en la noche de ese mismo día, el Señor entró en los discípulos al soplar en ellos (Jn. 20:22). Desde entonces, siempre que los discípulos se reunían, el Señor estaba con ellos. Por consiguiente, el hecho de que el Señor cante himnos de alabanza en medio de la iglesia significa que Él canta en el interior de Sus hermanos. Y sin lugar a dudas, la reunión de la mesa del Señor es el momento más apropiado para cantar estos cánticos de alabanza.
(
Agresividad apropiada que requieren los que sirven al Señor, La, capítulo 6, por Witness Lee)