VI. A FIN DE UNGIR LAS COSAS RELACIONADAS
CON LA ADORACIÓN Y EL SERVICIO A DIOS
Y CON SUS SERVIDORES, LO CUAL ES TIPIFICADO
POR EL TABERNÁCULO Y SUS UTENSILIOS,
Y POR LOS SACERDOTES QUE SERVÍAN
El ungüento compuesto que se menciona en Éxodo 30 se usaba para ungir el tabernáculo, todos los utensilios del tabernáculo y a los sacerdotes que servían, a fin de hacer que todo fuera santo, separado, santificado para Dios con miras a Su propósito divino (vs. 26-30). Esto indica que todo lo relacionado con las cosas divinas debe ser ungido por el Espíritu compuesto. El Espíritu compuesto, tipificado por el ungüento compuesto, tiene como fin ungir las cosas relacionadas con la adoración y el servicio a Dios y con Su servidores (1 Jn. 2:20, 27). Cuando estamos bajo la unción del Espíritu, podemos cumplir con nuestro deber de asumir responsabilidad por causa de los intereses del Señor.
Nuestra salvación fue el comienzo de nuestra experiencia de ser ungidos por el Espíritu compuesto. Primero, el Espíritu vino para inspirarnos a que nos arrepintiéramos. Nos separó de la gente común para que viniéramos a Jesús. Fuimos atraídos por Jesús, invocamos Su nombre y creímos en Él para ser regenerados por el Espíritu. Después de la regeneración, pasamos por las etapas de la santificación, la renovación, la transformación, la conformación y finalmente la glorificación. Todas estas etapas son etapas de la unción.
En 1 Juan 2:20 y 27 dice que hemos recibido la unción del Señor. Ahora tenemos que permanecer en el Señor conforme a esta unción. Debemos andar, comportarnos, trabajar y centrar nuestro ser conforme a esta unción. Esta unción es la obra y el mover del Espíritu. De ahí que Romanos 8:4 dice que debemos andar conforme al espíritu. Luego Gálatas 5 nos dice que vivamos y andemos por el Espíritu (vs. 16, 25). Si no conocemos a este Espíritu, ¿cómo podríamos vivir la vida cristiana? Sería imposible.
Ahora todos tenemos que preguntarnos dónde está este Espíritu compuesto hoy en día. El Nuevo Testamento revela claramente y recalca contundentemente que tal Espíritu consumado está en nuestro espíritu. Romanos 8:16 dice que el Espíritu da testimonio juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. En 2 Timoteo 4:22 se nos revela que el Señor como el Espíritu está con nuestro espíritu. Si queremos vivir la vida cristiana, debemos volvernos a nuestro espíritu y permanecer allí.
En nuestra vida cristiana, no necesitamos esperar hasta que escuchemos una voz de los cielos. La experiencia que tenemos del Espíritu compuesto es misteriosa y aun así muy normal. Él está en nosotros, pero muchas veces no sentimos que esté allí. No obstante, ya sea que lo sintamos o no, Él está en nuestro espíritu. Por lo tanto, debemos permanecer en nuestro espíritu. Entonces andaremos, nos comportaremos, obraremos y hablaremos conforme al espíritu. El espíritu al que se refiere Romanos 8 es en realidad un espíritu mezclado, el Espíritu compuesto mezclado con nuestro espíritu humano.
Es por medio de este Espíritu compuesto que se nos aplica la muerte de Cristo. También es por medio de este Espíritu que se nos aplica la resurrección de Cristo. Cuanto más andamos, vivimos, nos movemos, actuamos y hablamos conforme al espíritu, más estamos en la vida cristiana. Tal vez algunas personas digan que Cristo es vida, pero no pueden decir a otros cómo puede ser vida para ellos. Los mensajes en esta serie sobre la vida cristiana nos muestran la manera en que Cristo como vida puede aplicarse a nosotros.
Todos nosotros necesitamos entender claramente el significado del ungüento compuesto como un tipo del Espíritu compuesto. A fin de tener una revelación clara del Espíritu, debemos entender claramente este tipo. Esto es semejante a nuestra visión del gobierno humano en la tierra. A fin de ver la situación del gobierno humano en la tierra desde el punto de vista divino, debemos entender el significado de la gran imagen humana que se menciona en Daniel 2. Si no entendemos el significado de aquella imagen, no podemos entender el gobierno humano en el sentido bíblico. En Éxodo 30 se ve un tipo del Espíritu compuesto. Éste es un tipo particular y único. Este tipo va más allá de nuestro pensamiento y entendimiento humanos y, sin embargo, puede interpretarse.
Como hijos de Dios, estamos obligados a entender el tipo del ungüento compuesto. Debemos entender este tipo para poder comprender el Espíritu, tal como debemos entender la gran imagen humana en Daniel 2 para poder comprender la profecía acerca del gobierno político en la tierra según la economía de Dios. El significado del tipo del ungüento compuesto de Éxodo 30 es más importante que la creación del universo. Este tipo nos muestra que finalmente nuestro Dios Triuno, después de pasar por todos los procesos, ha llegado a ser este ungüento. Nuestro Dios Triuno procesado y consumado es este ungüento.
Día tras día y momento tras momento, este ungüento está obrando, moviéndose, actuando y hablando en nosotros. Este mover del ungüento, este ungir, nos enseña todas las cosas. Esta unción es el obrar, el mover, el actuar y el hablar del ungüento, y el ungüento es la consumación de nuestro Dios Triuno. Ahora podemos ver que este tipo del ungüento compuesto de Éxodo 30 es maravilloso.
¿Qué es la vida cristiana? La vida cristiana es la acción, el mover, el obrar y el hablar del Dios consumado, tipificado por el ungüento compuesto. En esta vida, tanto Dios como el hombre nos son aplicados. Somos hombres pobres y humildes, pero en esta unción tenemos un hombre elevado, un hombre del nivel divino. En esta unción, también tenemos la muerte de Cristo y la eficacia de la misma, la cual es muy dulce. Fuimos perdonados, justificados y reconciliados con Dios por medio de Su muerte para ser regenerados como hijos de Dios. ¡Cuán dulce es la eficacia de Su muerte según es tipificada por la canela!
Luego en esta unción, tenemos la resurrección de Cristo aplicada a nosotros. La resurrección de Cristo es muy poderosa, especialmente en el sentido de resistir y repeler al enemigo y todas las cosas negativas. Esto es tipificado por la casia, que se usaba en los tiempos antiguos para repeler insectos y serpientes. La resurrección de Cristo resiste toda la oposición y los ataques del enemigo, y repela todos los “insectos” y “serpientes” malignos. La resurrección de Cristo repela todos los demonios y espíritus malignos y especialmente a su príncipe, que es la serpiente antigua, el diablo.
La vida cristiana no es la experiencia de nuestras virtudes humanas naturales. Estas cosas buenas, junto con todo lo malo, pertenecen al árbol del conocimiento del bien y del mal. Sólo la vida cristiana, revelada en las Escrituras como el mover y el obrar del Espíritu compuesto que mora en nosotros, pertenece al árbol de la vida. Espero que la comunión en este mensaje nos dé un cuadro claro de la vida cristiana.
(
Vida cristiana, La, capítulo 8, por Witness Lee)