I. CONVENCE A LOS PECADORES
A QUE SE ARREPIENTAN Y CREAN EN CRISTO
La primera función del Espíritu todo-inclusivo es convencer a los pecadores a que se arrepientan y crean en Cristo. Esto es según Juan 16:7-11. Éste es un maravilloso pasaje de la Palabra. Antes de ir a Rusia el año pasado para la propagación del recobro del Señor, los hermanos vinieron a mí y tuvimos un poco de comunión en cuanto a las verdades que deberíamos presentar al pueblo de Rusia. Yo propuse que les presentásemos las siete maravillas de la Biblia. Juan 16:7-11 está incluido entre las maravillas de la Biblia.
Cuando el Señor Jesús dijo esto en Juan 16, el Espíritu de realidad todavía no había venido. El Señor dijo que cuando el Espíritu viniera, convencería al mundo con respecto al pecado, la justicia y el juicio. Cuando el Señor Jesús dijo esto, Él todavía no había ido a la cruz para efectuar la redención. Él les dijo a Sus discípulos que si Él no se iba, el Consolador, el Espíritu de realidad, no vendría a ellos (v. 7). El Hijo se iba para que viniera el maravilloso Espíritu. Después de morir en la cruz, el Hijo entró en la resurrección. El Espíritu de realidad vino en el día de Su resurrección. El Cristo resucitado sopló este Espíritu en Sus discípulos para que fuera la realidad de todo lo que Cristo es y todo lo que Cristo realizó (20:22). Después de cuarenta días Cristo ascendió a los cielos, y diez días después, en el Día de Pentecostés, cuando se cumplían los cincuenta días, el Espíritu descendió como poder sobre los discípulos (Hch. 1:8). Este Espíritu vino para convencer al mundo, incluyendo a toda tribu, lengua, pueblo y nación (Ap. 5:9). Éste es el tercer paso de la economía de Dios.
En la economía de Dios, el primer paso ocurrió cuando el Padre planeó, el segundo paso ocurrió cuando el Hijo realizó y el tercer paso ocurre cuando el Espíritu aplica la redención de Cristo. El tercer paso es la venida del Espíritu para ganar a las personas a quienes el Padre quería ganar para Sí. Ahora en la aplicación efectuada por el Espíritu, el primer paso es que el Espíritu nos convenza. Hoy en día nuestra predicación del evangelio tiene como meta que el Espíritu nos convenza. Al predicar el evangelio, primero debemos aprender a convencer a otros. No debemos meramente decir buenas cosas a las personas. Tenemos que llevar a cabo la labor del Espíritu Santo al convencernos.
Cuando las personas nos escuchen, deben ser convencidos primeramente con respecto a la justicia, en segundo lugar con respecto al pecado y en tercer lugar con respecto al juicio. La justicia está relacionada con Cristo, el pecado está relacionado con Adán, y el juicio está relacionado con Satanás. Si las personas no se arrepienten del pecado que está en Adán y creen en Cristo como justicia, permanecerán en pecado y tendrán parte en el juicio de Satanás por la eternidad (Mt. 25:41). Cristo, Adán y Satanás son las tres personas que deben ser incluidas en nuestra predicación del evangelio. La función del Espíritu todo-inclusivo es convencer a la gente caída que vive sobre la faz de la tierra. Nuestra comisión es convencer a la gente. El primer paso de la aplicación que el Espíritu efectúa es convencer a la gente.
(
Vida cristiana, La, capítulo 4, por Witness Lee)