Visión celestial, La, por Witness Lee

ATADOS POR LA CARNE, EL YO Y EL MUNDO

Ya hicimos notar que el hombre caído está atado por un lazo de tres cuerdas: la carne, el yo y el mundo. La carne es el cuerpo humano corrompido por la naturaleza pecaminosa de Satanás. El pecado no es otra cosa que la naturaleza pecaminosa de Satanás inyectada en el cuerpo que originalmente fue creado por Dios para cumplir Su propósito. En Romanos 6 y 7 el pecado es personificado y presentado como una persona que mora y reina en nosotros. Del mismo modo que tenemos la carne en nuestro cuerpo, tenemos el yo en el alma. El yo no es otra cosa que el alma, a la cual se le ha añadido la mente de Satanás, sus pensamientos satánicos.

El cuerpo humano se convirtió en la carne, y el alma humana, en el yo, pero ¿qué le sucedió al espíritu humano? Aparentemente no hay ningún problema con el espíritu humano, puesto que, a diferencia del cuerpo y del alma, en él no se ha implantado nada maligno ni pecaminoso. Es verdad que no existe nada pecaminoso en el espíritu humano; sin embargo, éste quedó amortecido por el pecado en el cuerpo y por el yo en el alma. Así pues, cuanto más pecaminosos somos y cuanto más vivo está nuestro yo, más cae nuestro espíritu en una condición de muerte.

Los seres humanos no sólo están atados por la carne y el yo, sino también por el mundo. Satanás sistematizó todas las cosas terrenales necesarias para la existencia humana. Estas incluyen: la comida, la ropa, la vivienda y el transporte. El Señor nos proveyó todo lo necesario para nuestra existencia, a fin de que vivamos para Su propósito y lo realicemos. Pero Satanás intervino y sistematizó estas cosas, urdiendo un sistema que, en el griego del Nuevo Testamento es llamado el kósmos; y en español se le llama el mundo. Originalmente, todas estas cosas se encontraban en la tierra para la existencia humana, y no había nada de malo en ellas, pero Satanás intervino para convertir las cosas terrenales en cosas mundanas. El causó que el cuerpo humano fuera transmutado en la carne, y que el alma humana se convirtiera en el yo. Bajo este mismo principio, Satanás transformó las cosas terrenales —las que originalmente estaban en la tierra para la existencia del hombre— en cosas mundanas. Estas cosas vinieron a ser elementos del sistema de Satanás, que es el mundo, en el cual la humanidad quedó prisionera. El hombre fue sistematizado por Satanás, y ahora no tiene libertad para llevar a cabo el propósito de Dios.

¡Cuán maligno y astuto es Satanás! El corrompió con el pecado el cuerpo humano, haciendo que éste se convierta en la carne. También contaminó el alma humana con la mente satánica, causando que ésta se convierta en el yo. Además, sistematizó las cosas terrenales que son necesarias para la existencia humana, organizándolas en un sistema: el mundo.

(Visión celestial, La, capítulo 6, por Witness Lee)