Pláticas adicionales sobre la vida de iglesia, por Watchman Nee

DOS ERRORES

Los dos errores más grandes que el hombre ha cometido son:

1. La gente desea tener una iglesia más grande que una ciudad o una localidad. Ellos quieren unir muchas iglesias en diferentes localidades y hacer de ellas una gran iglesia, más grande que una localidad. Ellos nunca han pensado que en las Escrituras no hay semejante término equivalente a “la iglesia en China”. ¿Cuántos pueden comprender que el término “la iglesia en China” no es bíblico? Todos los hijos de Dios deben entender que en las Escrituras no hay una iglesia unida que sea más grande que una localidad.

Por ejemplo, se encuentra “las iglesias de Galacia” y no “la iglesia de Galacia” (Gá. 1:2). Se encuentra “las iglesias de los gentiles” y no “la iglesia de los gentiles” (Ro. 16:4). Se encuentra “las iglesias de Dios en Judea” (una provincia) y no “la iglesia de Dios en Judea” (1 Ts. 2:14). Es “las siete iglesias en Asia” y no “la iglesia en Asia” (Ap. 1:4). Es “las iglesias en Siria y Cilicia” (distritos) y no “la iglesia” en Siria y Cilicia (Hch. 15:41).

Por lo tanto, el límite, la jurisdicción de la iglesia en la tierra, está limitada a una localidad. Aun si se junta dos iglesias en dos localidades diferentes, ellas no pueden ser una iglesia; todavía son dos iglesias. En la provincia de Asia, si se suma las iglesias como una más una, más una, más una, más una, más una, más una, el resultado no es una iglesia, sino siete iglesias. En toda la provincia de Galacia, si se suma todas las iglesias en las diferentes localidades, todavía no existirá la iglesia en Galacia, sino “las iglesias en Galacia”. ¿Quién dice que la iglesia es más grande que la localidad? Que Dios les abra a ustedes los ojos, para que no causen confusión al testimonio de Dios.

2. Por otro lado, la gente desea tener una iglesia más pequeña que la ciudad o la localidad. Ellos desean dividir una localidad en muchas “iglesias”, muchas “asambleas”, muchas “congregaciones” o “iglesias en las casas”, usado como un título hermoso. Pero todas éstas tienen la misma naturaleza, es decir, la de tener divisiones, establecer sus propias sectas conforme a la carne. Los hijos de Dios deben distinguir entre la casa mencionada en la Biblia y la casa concebida en el pensamiento humano. En la Biblia, cuando la casa equivale a una localidad o ciudad, los creyentes que se reúnen en ella son llamados la iglesia, tal como la iglesia en Roma, la iglesia en Colosas, la iglesia en Laodicea, etc. Pero cuando la casa es más pequeña que la localidad o la ciudad, los creyentes que se reúnen en ella no son llamados la iglesia, tal como las reuniones de las casas de la iglesia en Jerusalén. Esto es muy diferente de la casa concebida en el pensamiento humano, la cual es hecha más pequeña que la localidad o ciudad, perpetuando la vida de las sectas o cambiando las sectas en otra forma.

Los hermanos, por lo tanto, deben recordar la enseñanza de la Biblia, que es “la iglesia en Jerusalén”, y no “las iglesias en Jerusalén” (Hch. 8:1). Es “la iglesia en Corinto” y no “las cuatro iglesias en Corinto” (1 Co. 1:2). Es “la iglesia en Laodicea” (Ap. 3:14; Col. 4:15-16). Nosotros encontramos “la iglesia en Efeso” y no “las iglesias en Efeso” (Ap. 2:1). Encontramos “la iglesia de los tesalonicenses” y no “las iglesias de los tesalonicenses” (1 Ts. 1:1). También encontramos “la iglesia en Antioquía” y no “las iglesias en Antioquía” (Hch. 13:1).

La iglesia de Dios toma la localidad como límite. Cuando la iglesia en la casa de cierta persona es completamente equivalente a la iglesia de aquella localidad, puede ser llamada la iglesia en la casa de esa persona. Sin embargo, cuando la “iglesia” en la casa de cierta persona es más pequeña que la iglesia en su localidad, no puede ser llamada iglesia. Cuando se suman las “iglesias” en “la casa” de Cefas, en “la casa” de Pablo, en “la casa” de Apolos y en “la casa” de Cristo, ellas no son las cuatro iglesias en Corinto, sino que son singularmente la iglesia en Corinto. Entonces sabemos que Dios nunca ha hecho que este tipo de “casa” sea una unidad para el límite, la jurisdicción de la iglesia. Debido a que las cuatro casas no son cuatro unidades, los creyentes que respectivamente se reúnen en ellas no pueden ser cuatro iglesias.

Debe de haber habido más de 10.000 hermanos en Jerusalén, y es posible que hayan estado divididos en 100 casas para las reuniones (no sabemos el número preciso). Como las casas de este tipo son más pequeñas que la ciudad, más pequeñas que la localidad y más pequeñas que Jerusalén, ellas no son adecuadas para llegar a ser unidades de iglesia. Por lo tanto, si se suman las cien casas, no llegan a ser cien iglesias. En la Biblia, solamente tenemos la iglesia en Jerusalén en número singular. Puesto que las cien sumadas no podrían llegar a ser cien, sino que podrían ser solamente una en total, esto significa que cada una no es adecuada para llegar a ser una unidad por sí misma.

Si la iglesia en la casa de Ninfas (Col. 4:15) y la iglesia en Laodicea (v. 16) no son la misma, entonces cuando usted se sumen, deben de ser dos iglesias. Pero después que nosotros las sumamos, Dios dice en Apocalipsis 3:14: “la iglesia en Laodicea”, y no “las iglesias” o “las dos iglesias en Laodicea”. Ellas son una sola.

Cuando la casa es más pequeña que una localidad, no es adecuada para llegar a ser una unidad. Cuando la casa es equivalente a una localidad, entonces está calificada para llegar a ser una unidad. Pero la unidad es la localidad, no la casa. Debemos ver muy claramente que en la Biblia la unidad estándar para la iglesia, el límite de la iglesia, es la ciudad o localidad. Cuando la casa es equivalente a la localidad, entonces podemos decir la iglesia en la casa de Fulano de tal. Cuando la casa es más pequeña que la localidad, se puede sumar una más una, pero el total no es dos, sino una. Se puede sumar diez más diez, pero el total no es veinte, sino una. Se puede sumar cien más otras cien, pero el total no es doscientas, es solamente una. Todos los totales son una. Por esto, sabemos que ninguna de todas “las casas” puede igualar a la unidad para ser el límite o la jurisdicción de la iglesia.

¿Quién puede señalar en la Biblia que hay dos iglesias en una localidad? ¡Nadie! Hoy día, podemos solamente decir que hay dos denominaciones en una localidad, cuatro sectas en una localidad o cien manifestaciones de la carne en una localidad, pero nunca podemos decir que hay dos o más iglesias en una localidad. Podemos decir que hay cien reuniones de hogar en cierta localidad, pero solamente puede haber una iglesia en aquella localidad. Esto es cierto.

Debido a la voz de Dios durante los 28 años pasados, las sectas han perdido su lugar en los que aman al Señor. Los hermanos que apoyan el asunto de dividir a la iglesia en casas deben estar conscientes de que se están haciendo sospechosos de estar pidiendo una justificación para el “yo” o las sectas en otra forma. Que Dios abra los ojos de Sus hijos, para ver que los que han dejado las denominaciones no necesariamente han dejado las sectas. Que Dios tenga misericordia, porque yo hablo francamente.

Todos nosotros debemos examinar seriamente nuestros propios corazones en la luz. ¿No será que, por una parte, nos gusta rechazar el pecado del denominacionalismo y sin embargo, por otra parte, no queremos escuchar a la iglesia; así que adoptamos el camino cómodo de tener una “iglesia” en la casa? Que el Señor tenga misericordia de ustedes por hacer esto, y de mí por hablar esto.

Mi corazón está muy triste, porque mientras el Señor está logrando Su victoria, hay tal perturbación. Una pequeña desobediencia de nosotros hoy día, si el Señor demorase Su venida, resultará cien años más tarde en una bifurcación en el camino para la iglesia. Yo deseo que los hermanos oren por nuestros hermanos con ayuno, para que Dios vuelva sus corazones. Por otra parte, ustedes los hermanos que todavía se comunican con ellos deben mostrarles su constante amor para que el Señor pueda ganarlos. Que el Señor les conceda a ellos un corazón temeroso y tembloroso para que sepan que el hablar en el nombre del Señor requiere que ellos abandonen su ego, que sean humildes, y que no deberían hablar hasta que hayan visto y oído. Que El les permita ver cuan serio es el resultado de hablar una palabra sin revelación. Una vez que Ismael haya nacido, lo carnal perseguirá a lo espiritual para siempre.

(Pláticas adicionales sobre la vida de iglesia, capítulo 2, por Watchman Nee)