Pláticas adicionales sobre la vida de iglesia, por Watchman Nee

SE NECESITA UN VASO PARA CONTENER LA BENDICION DE DIOS

Algunos de nosotros oramos que el Señor nos bendiga tal como bendijo a la iglesia durante Pentecostés. Pero si el Señor verdaderamente respondiese a nuestras oraciones, ¿qué haríamos? Si el Señor verdaderamente nos concediera la bendición del Pentecostés, ¿qué haríamos? Si el Señor nos diese tres mil o cinco mil personas, ¿qué haríamos? Si miles de personas llenasen repentinamente nuestro lugar de reunión, ustedes inmediatamente verían que no podríamos asimilarlos a todos. Por ejemplo, si en Shangai tres mil personas fuesen añadidas de una sola vez, no podríamos asimilarlos. No sabríamos cómo bautizarlos, cómo distribuirlos en las diferentes reuniones de hogares para participar de la Mesa del Señor, cómo edificarlos o cómo visitarlos. Sin embargo, cuando Dios bendice y la iglesia es fuerte, podemos asimilarlos fácilmente; sin considerar cuántos vengan, nosotros no andaremos arrastrándonos por no poder manejarlos adecuadamente. Tenemos ahora cerca de 1500 hermanos y hermanas entre nosotros, pero la comunión que hemos tenido aún no ha sido adecuada. ¿Qué haríamos si otros mil fuesen añadidos a nosotros? Nos sería difícil contenerles si Dios nos bendijese. No hablamos de una organización, sino de un organismo que pueda contener la bendición de Dios. Si Dios nos bendice dándonos tres mil personas, y dos mil de ellas desaparecen después de dos días, esto no es la iglesia. Si Dios nos diera tantas personas, quizás ni nos daríamos cuenta de que ellos desaparecen. Si no sabemos cuándo la gente viene y cuándo la gente se va, esto no es la iglesia. La iglesia es un organismo de tal capacidad, que puede contener la bendición de Dios. Una iglesia debe llegar al punto de que cuando Dios bendiga, y bendiga abundantemente, haya un vaso que pueda contener esta bendición. Cuando todo el cuerpo de hermanos y hermanas obedece al Espíritu Santo, todos tienen el servicio y todos son bendecidos. Nadie en ese cuerpo introducirá sus propias opiniones, sino que todos estarán ocupados en servir; es en ese momento que la iglesia de Dios surgirá.

Yo les digo que si ustedes no se disponen para la obra del Espíritu Santo, el Espíritu Santo no obrará. Todos deben prepararse para la obra del Espíritu Santo. Siempre debemos preparar más lugar. Preferimos permitir que el Señor traiga gente, en vez de permitir que se las lleve. Cuando el Espíritu Santo comience a obrar, realmente verán ustedes que no hay lugar suficiente. Debemos prepararnos para la obra del Espíritu Santo preparando un lugar de reunión más grande y aumentando nuestra capacidad; entonces el Señor bendecirá. Debemos preparar hombres para el servicio; entonces el Señor bendecirá. Si no preparamos a todos para el servicio, el Espíritu Santo no tendrá manera de obrar.

(Pláticas adicionales sobre la vida de iglesia, capítulo 1, por Watchman Nee)