Especialidad, la generalidad y el sentido práctico de la vida de la iglesia, La, por Witness Lee

EL EQUILIBRIO PARA LA GENERALIDAD

Ahora necesitamos ver otro equilibrio. Hemos visto que la especialidad está equilibrada por la generalidad. La generalidad también tiene que estar equilibrada por algo. Nosotros como seres humanos nos volvemos fácilmente desequilibrados y vamos a un extremo. En el Antiguo Testamento en el libro de Oseas hay un versículo en el cual el Señor comparó a Efraín con una torta no volteada (Os. 7:8). Las tortas cocidas en un homo o en una sartén necesitan ser dadas vueltas una y otra vez. Si las tortas no son dadas vueltas, un lado se quemará y el otro quedará crudo. Algunos de Israel eran como una torta no volteada ante los ojos del Señor. Ellos siempre estaban desequilibrados, y hoy todavía éste es el problema con los hijos del Señor. Muchos cristianos son como tortas no volteadas. Es por esto que tuvimos que ver el equilibrio para la especialidad en el último capítulo, y por qué en este capítulo debemos ver otro equilibrio. En un capítulo más tarde veremos otro equilibrio. Nosotros necesitamos darnos vueltas todo el tiempo. Entonces seremos la mejor “torta”. La especialidad necesita a la generalidad para equilibrarla. La generalidad también necesita algo para equilibrarla.

En el principio de este capítulo enumeré todos los versículos en el Nuevo Testamento, respecto a las personas que no pueden y no deben ser recibidas en la vida de iglesia. No piensen que la iglesia tiene que practicar la generalidad a tal punto que tiene que aceptar a todos los tipos de personas. No, no en absoluto. Sí, debemos ser generales, pero todavía hay ciertas personas con quienes no podemos ser generales, ni con quienes debemos ser generales.

(Especialidad, la generalidad y el sentido práctico de la vida de la iglesia, La, capítulo 4, por Witness Lee)