LA ENSEÑANZA SALUDABLE
En la lectura de la Escritura al principio de este capítulo incluimos 2 Timoteo 4:3 y 1:13. Estos versículos son acerca de la palabra saludable, la enseñanza saludable. ¿Por qué al final de su ministerio el apóstol Pablo dijo a Timoteo que se ocupara de la enseñanza saludable? Fue porque por ese tiempo había enseñanzas que no eran saludables. La versión King James dice “sana doctrina” y “sanas palabras” en estos versículos. Otras traducciones usan las palabras “enseñanza fundamental”, o “palabras fundamentales”, pero sana y fundamental no expresan adecuadamente el significado de la palabra griega. La mejor traducción es “saludable”. Es posible que haya enseñanzas, pero puede que estas enseñanzas no sean saludables. Ellas no ministran nada de alimentación. Nosotros debemos ocuparnos de las enseñanzas saludables.
La salud se relaciona con nuestra vida física. También necesitamos alguna enseñanza saludable relacionada con nuestra vida espiritual. Pablo dice que vendrá el tiempo cuando la gente no tolerará la enseñanza saludable (2 Ti. 4:3). Ellos serán como el pueblo de Israel en el desierto, que consideró que el maná era demasiado simple. Ellos deseaban comer un poco de ajo y algunas cebollas de Egipto. Ellos no podían soportar el alimento simple. Esto es lo que Pablo quiso decir cuando declaró que vendrá el tiempo cuando la gente no soportará las enseñanzas saludables. Estos tendrán oídos con comezón, amontonándose maestros sobre maestros.
Muchos de los cristianos de hoy tienen oídos con comezón, deseando oír enseñanzas, pero pocas de estas enseñanzas son saludables. Nosotros no necesitamos enseñanzas que satisfacen los oídos con comezón. Necesitamos las enseñanzas saludables que alimentan nuestro espíritu. Puede que algunos pregunten: “¿No necesitamos algunas enseñanzas?”. Si, las necesitamos, pero no necesitamos la especie de enseñanzas que satisface los oídos con comezón. Necesitamos las enseñanzas que son saludables, que pueden nutrir nuestro espíritu.
Las enseñanzas que el Señor ha dado a Su recobro son saludables, llenas de nutrición. Si uno no se preocupa por sus oídos con comezón, sino solamente por su espíritu hambriento, seguramente apreciará todas estas enseñanzas. El Señor es el Espíritu, el Señor esté con su espíritu, ustedes tienen un espíritu fuerte, tienen que ejercitar su espíritu para invocar al Señor, y tienen que orar-leer Su palabra: éstas son las enseñanzas saludables que el Señor nos ha dado para la práctica de la vida de iglesia.
(Especialidad, la generalidad y el sentido práctico de la vida de la iglesia, La, capítulo 6, por Witness Lee)