EL ESPÍRITU DE CELO PRESENTADO EN JACOBO
Jacobo 4:5 dice: “¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que Él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?”. Aquí el Espíritu se revela como el Espíritu de celo. La ley contenida en el Antiguo Testamento nos dice que Dios es un Dios celoso (Éx. 20:5), y 2 Corintios 11:2 también habla del celo de Dios. El Espíritu de Dios, el Espíritu del Señor, es un Espíritu de celo. Jacobo 4:4 dice: “Adúlteros, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?”. Amar al mundo es cometer adulterio espiritual. Si una esposa ama a alguien que no es su marido, su marido estará celoso. De la misma manera, el Espíritu de Dios es un Espíritu de celo. Él es celoso, al igual que un marido es celoso sobre su esposa. No debemos amar nada que no sea el Señor mismo. Si lo hacemos, el Espíritu que mora interiormente se pondrá celoso.
(Cristo como el Espíritu en las Epístolas, capítulo 6, por Witness Lee)