Cristo como el Espíritu en las Epístolas, por Witness Lee

EL ESPÍRITU VIVIFICANTE TIENE COMO FIN RECOBRAR LA VIDA PARA LA EDIFICACIÓN

El versículo 45 del capítulo 15 dice: “Así también está escrito: ‘Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente’; el postrer Adán, Espíritu vivificante”. Hemos dicho que en el libro de 1 Corintios el Espíritu es el Espíritu de edificación. Pero al final de este libro se nos dice que Cristo es el Espíritu que da vida, el Espíritu de vida, como se ve en Romanos. Entender la Biblia no es fácil. Nunca debemos intentar entenderla a la ligera. El capítulo 15 indica que existía una situación anormal que existía en la iglesia en Corinto. Si la iglesia allí hubiera sido normal, el capítulo 15 no habría sido necesario. Este capítulo fue escrito porque los corintios practicaban mucho el ejercicio de los dones, pero no creían en la resurrección. La resurrección es un asunto de la vida. Esto significa que hicieron énfasis en los dones, pero que descuidaron e incluso dudaron de la vida. Ellos carecían de vida y eran anormales en cuanto al asunto de la vida. Por esta razón, después de que Pablo hablara sobre la edificación, él tuvo que regresar al tema de la vida para recobrar algo que se había perdido y luego corregir la carencia.

El capítulo 15, por tanto, es un capítulo de recobro que vuelve a mencionar la vida. Pablo les decía a los corintios: “Cristo se hizo el Espíritu vivificante. Vosotros los corintios habéis hecho tanto énfasis en los dones, pero más bien tenéis que conocer a este Espíritu vivificante”. Ésta es la manera correcta de entender este pasaje de la Palabra. Este pasaje comprueba, refuerza y confirma el hecho de que tanto la edificación como la manifestación de los dones por medio del Espíritu se basan en la vida. Primero, debemos tener el libro de Romanos que trata del Espíritu de vida y del Espíritu de la filiación divina y, luego, podemos avanzar a 1 Corintios para abordar el tema de la edificación por medio del Espíritu de edificación y con la manifestación del Espíritu.

(Cristo como el Espíritu en las Epístolas, capítulo 2, por Witness Lee)