Historia de la iglesia y las iglesias locales, La, por Witness Lee

EL SEÑOR COMIENZA ALGO NUEVO EN TIERRA VIRGEN

Cien años después de que comenzó el movimiento de los Hermanos, el Señor inició algo nuevo en la China continental. En el siglo dieciocho, los Hermanos moravos se hallaban en el continente europeo. En el siglo diecinueve, los Hermanos fueron usados por el Señor en Inglaterra. Un siglo después, el Señor se empezó a mover en el Lejano Oriente. Yo empecé a laborar en la obra con el hermano Watchman Nee en Shanghái en 1933. Yo iba al hermano Nee por lo menos tres o cuatro veces por semana. El compartió mucho conmigo con respecto a la historia de la iglesia. Me dijo que el Señor había ido a China para comenzar algo nuevo. Dijo que el Señor se vio forzado a venir a China a comienzos del siglo veinte porque tanto en Europa como en América el terreno, el suelo, había sido totalmente arruinado en lo que a la vida apropiada de iglesia se refiere. El hermano Nee hablaba conmigo principalmente en chino, pero a veces usábamos términos en inglés. Cuando hablaba conmigo del mover del Señor en China, él usaba la expresión en inglés virgin soil [tierra virgen]. No puedo olvidar este término. El decía que para la vida de iglesia, China era tierra virgen en ese entonces. Por supuesto, esto era obra del Señor. Uno jamás podría imaginarse que en una tierra tan pagana, llena de las enseñanzas de Confucio y de la religión budista, el Señor podría levantar algo.

La primera reunión del recobro del Señor que se tuvo en China fue en 1922 con el hermano Nee en Foochow, su pueblo natal. Estoy lleno de acciones de gracias al Señor porque en la primera parte de este siglo El dio al hermano Nee como un don para el Cuerpo. Yo nací dentro del cristianismo y allí crecí. Hasta fui educado dentro del cristianismo. En mi búsqueda del Señor, pasé por el cristianismo organizado, el cristianismo fundamentalista, el cristianismo de los Hermanos, y aun por el cristianismo pentecostal. También me adentré en las enseñanzas de los cristianos que enseñan acerca de la vida interior. En toda mi vida, nunca he encontrado un cristiano que pudiera compararse con el hermano Nee. De él recibí la ayuda más grande y más elevada. El recogió cosas buenas y útiles de casi cada denominación, de casi cada práctica cristiana, y de todos los santos que, a lo largo de la historia de la iglesia, buscaron más de Dios, y todo esto nos lo transmitió. La primera vez que me quedé con él, me di cuenta de que él estaba apoyado en los hombros de muchos otros que habían sido antes que él.

Aun antes de 1930 ya él había recolectado más de tres mil libros cristianos clásicos que contenían escritos cristianos que databan del siglo primero en adelante. Cuando él tenía entre veinte y veinticinco años de edad, su alcoba estaba llena de libros. Sólo tenía un espacio estrecho para acostarse entre las filas de libros. A veces decíamos que el hermano Nee estaba enterrado entre libros. Yo llegué a conocer la historia de la iglesia principalmente por medio de conversar con el hermano Nee, no tanto por leer al respecto. El me relató todas las cosas importantes de la historia de la iglesia. Cuando él leía algo, no tenía necesidad de repasarlo. El sencillamente podía contarle a uno de una manera exhaustiva y exacta lo que había leído. Era una persona que conocía la Biblia, que conocía la vida, que conocía al Señor, que conocía la iglesia, y que conocía la historia de la iglesia. Recibimos de él la más grande ayuda, no en una manera estrecha o sectaria, sino en una manera todo-inclusiva.

Cuando las personas venían a nuestro medio en aquellos primeros días de la vida de iglesia en China, se preguntaban si nosotros éramos una iglesia Bautista, Presbiteriana, Pentecostal o una iglesia de los Hermanos. Esto se debía a que todos los aspectos buenos de la verdad que había en estos grupos estaban entre nosotros. Bautizábamos personas como lo hacían los bautistas; teníamos el gobierno de iglesia como lo tenían los presbiterianos. Experimentábamos el derramamiento del Espíritu, el cual recalcaban los pentecostales. También teníamos las verdades que los Hermanos habían dado a conocer. Recolectamos muchas cosas buenas que el Señor había recobrado por medio de todos los santos, y nosotros los reunimos en la práctica de nuestra vida de iglesia.

(Historia de la iglesia y las iglesias locales, La, capítulo 3, por Witness Lee)