LA DEFENSA DE LA VERDAD
CON RESPECTO A CRISTO Y A LA TRINIDAD DIVINA
En los comienzos de la iglesia, algunos grandes maestros se levantaron para defender la verdad de que Cristo es Dios y hombre. Esto se debió a que la filosofía griega había entrado en la iglesia. Cuando esta filosofía se revolvió con las enseñanzas cristianas, se la conoció como gnosticismo, el cual enseñaba que toda la materia es esencialmente maligna. Aquellos que sostenían las enseñanzas del gnosticismo no podían creer que Cristo hubiese tenido la contaminación de tener carne humana. Por lo tanto, negaban la encarnación, la redención y la resurrección de Cristo. Esta es la razón por la cual el apóstol Juan escribió que cualquier espíritu que no confiese que Jesucristo vino en la carne, no es de Dios (1 Jn. 4:2-3).
Los defensores de la verdad trataron de aclarar la diferencia de opiniones con respecto a la persona de Cristo. Esto resultó en la Cristología, que es el estudio de quién es Cristo, el estudio de la persona de Cristo. Arrio fue un maestro herético que decía que Cristo era una criatura pero que no era el Creador. El concilio convocado en Nicea en el año 325 d. de C. declaró que el arrianismo era una herejía y lo rechazó. El Credo de Nicea recalca que Dios es triuno, que la Deidad tiene tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Muchos, sin embargo, inconsciente y subconscientemente creen que hay tres Dioses separados. No entienden que Dios es triuno para dispensarse en Su pueblo escogido y redimido, y no para que lo estudiemos doctrinalmente o lo debatamos.
Nuestro Dios es el Dios Triuno, y ha sido procesado de tal manera que puede ser dispensado en nosotros. Para que una sandía sea dispensada en nosotros, primero tiene que ser cortada en rebanadas. Al masticar las rebanadas, éstas se vuelven jugo. La sandía entera, las rebanadas y el jugo pueden considerarse como la “trinidad de la sandía”. Cuando la sandía ha sido procesada convirtiéndose en jugo, podemos fácilmente ingerirla para que se haga nuestro mismo elemento. Dios el Padre ha sido procesado pasando por Dios el Hijo, y ahora es Dios el Espíritu. Hoy el Espíritu es igual que el jugo de sandía; está disponible para que lo bebamos. A todos se nos ha dado a beber de uno solo Espíritu (1 Co. 12:13). La Biblia no nos dice que se nos ha dado a beber de un solo Padre o de un solo Hijo. Nosotros no podemos beber la sandía entera ni las rebanadas de la sandía, pero sí podemos beber su jugo. Igualmente, podemos beber el Espíritu, quien es la consumación máxima del Dios Triuno procesado. Nuestro Dios hoy es el “Dios en jugo”. Dios ha sido procesado.
La Trinidad Divina no fue revelada plenamente sino hasta que el Señor Jesús fue resucitado. Después de la resurrección del Señor, El volvió a mandarles a los discípulos que fueran a hacer discípulos a las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt. 28:19). La Trinidad Divina nunca fue revelada tan claramente como lo fue después de la resurrección del Señor, porque después de Su resurrección, Dios fue procesado totalmente. La “sandía” ha sido plenamente procesada para hacerse “jugo”. Puesto que Dios ha sido procesado, le podemos beber. El libro de Apocalipsis concluye con un llamado a tomar la agua de la vida (22:17). El agua de la vida es el Dios procesado, el Espíritu vivificante. Aquellos defensores de la verdad que escribieron el Credo de Nicea no tenían claridad en cuanto a que el Dios Triuno había sido procesado para el dispensar divino de Sí mismo en Sus elegidos.
(Historia de la iglesia y las iglesias locales, La, capítulo 1, por Witness Lee)