LA OBRA DE DIOS A LO LARGO DE LOS SIGLOS
PRODUCE UN SOLO Y NUEVO HOMBRE
La tecnología moderna une
las naciones de la tierra
Tenemos que ver el mover de Dios en el universo desde la perspectiva de la historia mundial. Los Estados Unidos fue el primer país que no se fundó en función de una sola raza; es un país unido con muchas etnicidades distintas. La obra de Dios a lo largo de los siglos tiene como objetivo la manifestación de un solo y nuevo hombre. Por tanto, creemos que todos los cambios políticos en la tierra están bajo la soberanía de Dios con miras al cumplimiento de Su propósito.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos llegó a ser la primera potencia en el mundo. Los Estados Unidos domina la esfera internacional en cuanto a cultura, política, ciencia, medicina, matemáticas y muchas otras áreas. Además, las naciones sobre la tierra ya no están aisladas; las personas viajan a todas partes del mundo. Los aeropuertos están llenos de personas. En el pasado había pocos chinos en los Estados Unidos, pero ahora hay al menos dos millones de chinos; esto equivale a aproximadamente un por ciento de la población de doscientos millones que tiene los Estados Unidos. En otras palabras, hay un chino por cada cien personas en los Estados Unidos. Esto no es algo insignificante, pues muestra que los estadounidenses y los chinos han sido mezclados.
Hace cien años los misioneros estadounidenses se tardaban seis meses en navegar a China. Algunos misioneros sufrieron enormemente por los mareos durante esa travesía difícil. Algunos murieron inmediatamente después de llegar a China y fueron sepultados en China. Cuando yo era joven, mi familia tuvo contacto con unos misioneros estadounidenses, así que entiendo las dificultades que ellos experimentaron. En aquel tiempo, viajar no era conveniente. Se requería un año para hacer un viaje de ida y vuelta entre los Estados Unidos y China. El transporte ha progresado en la actualidad. Las personas pueden volar desde la China para hacer negocios en los Estados Unidos en un avión 747 y regresar a casa a salvo dentro de cuarenta y ocho horas. Además, la comunicación es muy conveniente. Las personas pueden contactarse unas a otras valiéndose del telegrama y del teléfono. También hay distintos tipos de equipo de audio y video. Todas estas cosas mejoran la comunicación entre las personas y hace que las personas de todas partes del mundo se mezclen. Aunque todavía hay distinciones en nacionalidades, nadie puede negar que ésta es una era en la cual todas las naciones en el mundo se mezclen.
La situación política internacional
tiene como fin producir un solo y nuevo hombre
El 15 de agosto de 1945, Japón se rindió. El 2 de septiembre Japón firmó una rendición oficial, y la Segunda Guerra Mundial terminó. A comienzos de septiembre, la administración de Truman de los Estados Unidos informó al gobierno chino que los Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia habían llegado a un acuerdo en Yalta el febrero anterior. Este acuerdo le permitía a Stalin ganar territorio en el noreste de la China, el cual había sido tomado por Japón. Este acuerdo contradecía los intereses de China. En aquel tiempo yo me recuperaba de una enfermedad en Tsingtao. Cuando escuché esta noticia, me sentí disgustado y entristecido porque tenía claro que a fin de que el evangelio del Señor tuviese una vía libre en la tierra, tenía que existir la cubierta por parte de un gobierno apropiado. Cualquier cambio político en China constituiría un golpe fuerte a la propagación de las iglesias. Estaba preocupado por esto.
En 1949 el hermano Watchman Nee me envió a Taiwán debido a la urgencia de la situación política en la China. En aquel tiempo Taiwán estaba poco desarrollado; tenía caminos de gravilla y las personas utilizaban zuecos. Cuando estábamos en China, el hermano Nee me pidió que llevara la delantera en la obra. Para el 1949 había cientos de iglesias locales en treinta y tres provincias y ciudades principales. La obra del Señor en China era prevaleciente, pero por causa del cambio político, fui a Taiwán. Cada día yacía en mi cama deprimido, mirando el techo y preguntándole al Señor: “¿Por qué estoy aquí?”. Estaba frustrado. Un día el Señor me dio el sentir de viajar de estación de tren a estación de tren a fin de visitar a los santos que habían venido de la China. Después de este viaje entendí claramente en mi interior que había una obra que realizarse en Taiwán. Entonces recibí la carga de parte del Señor de comenzar la obra el 1 de agosto de 1949.
Antes que el Señor regrese, siempre habrá conflictos entre las naciones. Sin embargo, ningún país o nación puede cerrar su puerta y aislarse; tiene que comunicarse con otras naciones. Las distintas formas de comunicación benefician la predicación del evangelio y la producción del nuevo hombre. El Señor sembró un vivero del evangelio en la China continental. Después de 1949 el Señor movió este vivero a Taiwán, y desde Taiwán, lo movió a todos los continentes. En la primera edición de The Ministry of the Word, publicada en 1951, hay una porción titulada “Respecto a nuestra venida a Taiwán”, que dice que fue el beneplácito del Señor el traernos a Taiwán. Taiwán está conectado al sudeste de Asia y al noreste de Asia. Si tomamos a Taiwán como centro, un día el Señor propagará Su testimonio al sudeste de Asia y al noreste de Asia. En 1951 no pensábamos en el Oeste. Hoy en día le damos gracias al Señor y le alabamos porque no sólo están conectados a Taiwán el sudeste de Asia y el noreste de Asia, sino que incluso el Oeste está conectado a Taiwán.
No es difícil comunicarse con santos de distintos continentes, pues somos miembros del mismo Cuerpo y compartimos la misma vida. Somos el nuevo hombre. Por una parte, deberíamos ser ciudadanos buenos, decentes, y leales de nuestros respectivos países. Por otra parte, somos parte de un solo Cuerpo, compartimos la misma vida en el espíritu y somos el nuevo hombre.
He ido a muchos lugares. Por tanto, puedo testificar que no me siento extraño en Australia, Nueva Zelanda, Sudamérica, Japón o Corea, pues adondequiera que vaya, estoy con mi familia, con aquellos que son del mismo Cuerpo y que comparten la misma vida conmigo. Nuestra perspectiva no debería ser estrecha o pequeña. No deberíamos pensar que es suficiente ser salvos, amar al Señor, visitar a los santos, servir al Señor y hacer que la iglesia prospere y florezca. Nuestra perspectiva tiene que ser elevada y agrandada hasta ser una perspectiva universal. Entonces conoceremos lo que el Señor hace en la tierra hoy. Sea en la política mundial o en los asuntos internacionales, el Señor está obrando. Si el Señor ha elevado y agrandado nuestra perspectiva, veremos que todas las cosas tienen como fin producir el nuevo hombre.
Los medios de comunicación actuales que existen entre los países hacen posible que todas las razas se comuniquen unas con otras y se conozcan entre sí. La dirección del Señor en cuanto a la verdad en Su recobro ha alcanzado la etapa donde vemos que el Señor está en procura del nuevo hombre en la tierra. Ya no podemos seguir siendo creyentes que tienen una perspectiva estrecha. Más bien, tenemos que ver que somos parte del nuevo hombre universal.
(
Era del nuevo hombre, La, capítulo 1, por Witness Lee)