PRIMER NIVEL:
ESTAR EN EL CRISTIANISMO SIN SER SALVO
Soy chino y crecí en una familia cristiana. El abuelo materno de mi madre fue un miembro celoso de la Iglesia Bautista del Sur, y mi madre estudió en una escuela establecida por la Iglesia Bautista del Sur. Esto fue durante la dinastía Ching, cuando sólo había escuelas privadas del estilo antiguo. No existía el sistema de educación moderno, que consiste de escuela primaria, escuela intermedia y universidad. Las escuelas establecidas por las misiones enseñaban la Biblia en adición a los cursos regulares que se enseñaban en las escuelas privadas del estilo antiguo. Como resultado, mi madre también se unió al cristianismo, pero no era salva. Ella estaba bajo la influencia del cristianismo y era una seguidora devota del cristianismo. En aquellos días los misioneros occidentales que iban a la China con el fin de predicar el evangelio se llamaban “diablos extranjeros” o “diablos principales”, y a las personas chinas que aceptaban el cristianismo las llamaban “diablos secundarios”. Por ende, durante la Rebelión de los Bóxers en 1900, los bóxers mataron no sólo a los diablos extranjeros o principales, sino también a los diablos secundarios. Cuando los bóxers alcanzaron mi pueblo natal en la provincia de Shangtung, mi madre escondió todos los libros acerca de la Biblia que estaban en el hogar de nuestra familia, y tuvieron que escapar y esconderse en las colinas.
Bajo la influencia de mi madre, los niños en mi familia nos reunimos en la Iglesia Bautista del Sur desde nuestra juventud. Yo estudié en una escuela primaria operada por la Iglesia Bautista del Sur; también iba a los servicios de la iglesia y asistía a la escuela dominical. Por tanto, me familiaricé con las prácticas rutinarias del cristianismo. Cada mañana del día del Señor nuestra madre se aseguraba de que nos vistiésemos con ropa limpia o nueva para asistir al servicio de la iglesia. Después del servicio ella cocinaba un delicioso plato de fideos. El día del Señor era un día para ir al servicio de la iglesia y comer alimentos deliciosos, no para llevar a cabo obra alguna. Éramos una familia cristiana.
Estuve en el cristianismo por diecinueve años. Como resultado de la influencia de mi madre, no entré en contacto con otras religiones ni adoré ídolos. Todos en mi familia éramos miembros de la iglesia en el cristianismo, pero ninguno de nosotros éramos salvos genuinamente. No obstante, cuando alguien criticaba o se oponía al cristianismo, nos levantábamos para defenderlo. En cierta ocasión fui a una excursión con mi maestro y algunos compañeros de clase. Cuando llegamos a un templo, me puse de pie delante de mi maestro, mis compañeros de clase y un monje budista, señalé a los ídolos y dije: “Todos éstos son dioses falsos. Son iguales al lodo que está bajo mis pies, pues están meramente adornados de oro y puestos aquí en exhibición. El Dios verdadero es invisible e impalpable. Él es omnipresente, omnisciente y omnipotente. Sólo Él, el Señor que creó los cielos y la tierra, es real”. En aquel tiempo yo ni siquiera era salvo; era meramente un cristiano nominal y nunca había orado ni confesado mis pecados. No obstante, amaba el cristianismo y era capaz de hablar de forma convincente acerca del Dios verdadero en contra de los ídolos.
(Era del nuevo hombre, La, capítulo 2, por Witness Lee)