Revelación crucial de la vida hallada en las Escrituras, La, por Witness Lee

EL BEBER DEL AGUA DE LA VIDA DESPUES DE EDIFICAR LA CASA DE DIOS Y LA CIUDAD DE DIOS

Los versículos citados en la lectura bíblica nos muestran que el agua que se puede beber siempre está relacionada o con la casa de Dios o con Su ciudad. Salmos 36:8 dice: “Serán completamente saciados de la grosura de Tu casa, y Tú los abrevarás del torrente de Tus delicias”. En este versículo se menciona la casa de Dios. Salmos 46:4 dice: “Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios”. En este versículo el río está en la ciudad. El río que alegra la ciudad tiene corrientes como el río que estaba en el huerto de Edén, el cual fue un solo río repartido en cuatro brazos o corrientes (Gn. 2:10). Los dos versículos en los salmos nos muestran que el río está en la casa dentro de la ciudad. Debido a que la casa está en la ciudad, el río que se encuentra en la casa también está en la ciudad.

Joel 3:18 nos muestra que una fuente saldrá de la casa del Señor. Zacarías 14:8 nos dice que las aguas vivas saldrán de Jerusalén, “la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental”. El río fluye, por un lado, hacia el Mar Muerto al este y, por otro, hacia el Mar Mediterráneo al oeste. En los libros de Joel y Zacarías vemos de nuevo que el río está relacionado con la casa y con la ciudad. Ezequiel 47 nos dice que las aguas salían de debajo del umbral de la casa (v. 1). Finalmente, Isaías 55 nos muestra que se da un llamamiento en la predicación del evangelio para todos los que tengan sed, diciéndoles que vengan a las aguas.

El fluir interior de la vida divina en la iglesia

Es necesario que nos quedemos muy impresionados con que la casa de Dios procede del fluir de la vida. Génesis 2 nos muestra que los materiales para la edificación de la novia vienen del fluir del agua de la vida. El resultado, el producto, del fluir de la vida consta de los materiales preciosos con que se edifica la casa de Dios. Después de edificarse la casa, el agua sale de ella. Los ciento veinte discípulos de Hechos 1 eran individuos que habían bebido del Señor Jesús (v. 15). El agua viva había entrado en ellos, y por el fluir de esta agua viva fueron transformados en materiales preciosos con los cuales se construiría la edificación de Dios. La iglesia fue edificada con ellos como los materiales. Desde aquel tiempo, la dulce agua viva ha estado en la iglesia.

El Señor Jesús como la fuente, el origen el manantial de agua viva, está en la iglesia, la casa de Dios. Antes de edificarse la casa, el origen o la fuente, era Cristo. Después de edificarse la casa, el origen o la fuente, todavía es Cristo. La única diferencia radica en que ahora Cristo como la fuente o el origen del agua viva está dentro del edificio. El agua sale de la casa porque la fuente está en la casa. El agua ahora fluye dentro de la casa de Dios y también sale de ella.

Al principio de nuestra salvación teníamos la impresión de que algo dentro de nosotros fluía, pero después de cierto período sentimos que el fluir se paró. Se detuvo porque no habíamos entrado en la vida práctica de iglesia, la casa de Dios. Al principio de nuestra salvación, por cierto período, el Señor nos concedió el fluir del agua viva, pero este fluir no se puede mantener a menos que entremos en la vida de iglesia. Una vez que entramos en la iglesia local, la casa, tenemos la impresión profunda de que dentro de nosotros el fluir, el cual se había perdido, ahora está restaurado. Recobramos el fluir interior de la vida divina en la iglesia local.

Al principio de nuestra salvación había un fluir, y el fin de ese fluir era la iglesia. Pero es posible que no nos diéramos cuenta de ello. Tal vez pensáramos que Cristo solo era suficiente. Teníamos el Cristo maravilloso, quien fluía en nosotros, y pensábamos que el fluir no cesaría. Pero sí se detuvo porque no entramos en la iglesia, la casa. Sin embargo, un día, el Señor en Su misericordia nos introdujo en la vida práctica de iglesia, la casa. Nosotros los que estamos en la vida práctica de iglesia podemos testificar que sentimos un fluir profundo, ancho y rico. Así como la historia del beber de los hijos de Israel en el Antiguo Testamento tiene dos partes, así también la historia de nosotros los que estamos en la vida práctica de iglesia tiene dos partes. Una parte de nuestra historia de beber tiene que ver con nuestra vida antes de la vida de iglesia, y la otra con nuestra vida después de entrar en la vida de iglesia. La parte antes de la vida de iglesia fue inicial y temporal.

(Revelación crucial de la vida hallada en las Escrituras, La, capítulo 5, por Witness Lee)