Revelación crucial de la vida hallada en las Escrituras, La, por Witness Lee

EL RIO RIEGA EL DESIERTO Y SANA EL MAR MUERTO PARA PRODUCIR VIDA

En 47:8 el Señor le dijo a Ezequiel: “Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar; y entradas en el mar, recibirán sanidad las aguas”. En el versículo 8 el río desciende al desierto. Aquí Arabá es el nombre hebreo para desierto, la tierra seca, la tierra árida donde nada crece; por ende, el desierto. Esta tierra necesita agua. El río riega la tierra seca y sana el Mar Muerto. Arabá está cerca al Mar Muerto. Josué 3:16 llama al Mar Muerto el mar del Arabá. El Mar Muerto o el Mar de Sal está cerca al Arabá. Debido a que el río fluye al mar, las aguas saladas del mar reciben la sanidad. El mar ya llega a ser el agua dulce porque la sal ha sido absorbida. El río viene primero para regar la tierra seca donde nada crece y para sanar las aguas de la muerte. Este riego y esta sanidad tienen como fin producir la vida.

Las dos categorías básicas de la vida producida en Ezequiel 47 son la vida vegetal y la vida animal. El versículo 7 nos dice que “en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado”. Los árboles pertenecen a la vida vegetal. El río de agua produce una abundancia de peces (v. 9). El versículo 10 dice: “Y junto a él estarán los pescadores, y desde En-gadi hasta En-eglaim será su tendedero de redes; y por sus especies serán los peces tan numerosos como los peces del Mar Grande”. Conforme al hebreo, En-gadi significa “la fuente de cabritos” y En-eglaim significa “la fuente de dos becerros”. Así que, el fluir del río produce árboles, peces y ganado. Los pescadores tendieron sus redes en la tierra de En-gadi a En-eglaim. Tendieron sus redes en la tierra entre estas dos fuentes. Los árboles, los peces y el ganado en Ezequiel 47 se mencionan según la secuencia dada en Génesis 1, donde la vida vegetal se menciona primero, en segundo lugar, los peces y en tercer lugar el ganado.

Necesitamos En-gadi y En-eglaim, las fuentes de los cabritos y los becerros. Debemos darnos cuenta de que todas las posibilidades que haya en el recobro del Señor reposan en los jóvenes. Me alegro ver a tantos “cabritos” y “becerros” en la vida de iglesia. Yo soy un santo mayor y agradezco mucho por todos los santos mayores que están entre nosotros. Todos los “cabritos” necesitan el cuidado de los santos mayores. Aunque amo y aprecio a todos los santos mayores, profundo en mi ser me doy cuenta de que el futuro, la prosperidad, y las posibilidades en cuanto al mover del Señor reposan en los jóvenes, en los “cabritos” y los “becerros”. El hecho de que haya muchos jóvenes entre nosotros y que estén llenos de vida es indicio de que la iglesia local es la fuente de los cabritos y de los becerros.

Todos nosotros los santos mayores debemos estar muy contentos de que tengamos tantos cabritos. Los cabritos son un indicio de la vida nueva que existe en el recobro del Señor. Cuánto debemos dar gracias al Señor por los numerosos jóvenes que tenemos. Necesitamos agradecerle al Señor porque el Arabá, el desierto, la tierra seca, el desierto árido ha llegado a ser la fuente de cabritos y becerros. También necesitamos alabar al Señor porque el Mar Muerto, el Mar Salado, ha llegado a ser el mar vivo y dulce que produce una multitud de peces. Con el fluir del río también hay pescadores (47:10). Pescar significa aumentar. Todos los cabritos y los becerros deben ser pescadores. El cuadro presentado en Ezequiel 47 nos muestra que junto al río hay árboles, peces, cabritos, becerros, pescadores y redes.

(Revelación crucial de la vida hallada en las Escrituras, La, capítulo 6, por Witness Lee)