Dios Triuno es vida para el hombre tripartito, El, por Witness Lee

Más extractos de este título...

EL PENSAMIENTO DE QUE DIOS SEA LA VIDA DEL HOMBRE SEGÚN SE VE EN EL NUEVO TESTAMENTO

Dios viene para encarnarse a fin de que el hombre le recibiera como gracia y realidad, las cuales son Dios mismo para ser la vida del hombre como la porción eterna del hombre

El primer punto que se encuentra en el Nuevo Testamento con respecto a Dios como vida para nosotros es Su encarnación. Dios vino para encarnarse a fin de que el hombre le recibiera como gracia y realidad (Jn. 1:14, 16). Tanto la gracia como la realidad son Dios mismo para ser la vida del hombre como su porción eterna. Dios se encarnó para poder impartirse en nosotros como vida. Juan 1:14 dice: “El Verbo se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros [...] lleno de gracia y de realidad”. Que el Verbo se hiciera carne significa que Dios se hizo hombre. La gracia es Dios disfrutado por nosotros, y la realidad es Dios obtenido por nosotros. Cuando obtenemos a Dios, eso es realidad. Si lo tenemos todo en el universo, pero no tenemos a Dios, todo es vanidad. Sólo Dios es realidad. Cuando obtenemos, comprendemos y aprehendemos a Dios, Él llega a ser realidad para nosotros.

A fin de disfrutarlo a Él y obtenerlo a Él, Dios debe ser nuestra vida. Juan 1:1 dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”. El versículo 3 dice que todas las cosas llegaron a existir por medio de Él. Luego el versículo 4 dice: “En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Al agrupar estos versículos al versículo 14, podemos ver que Dios como el Verbo se hizo carne para traernos gracia y realidad. Tener gracia y realidad es tener a Dios como vida.

Conforme al uso neotestamentario, la gracia y la realidad equivalen a la vida. En Juan 14:6 el Señor declaró: “Yo soy el camino, y la realidad, y la vida”. En este pasaje de la Palabra, la realidad y la vida están ligadas. Si no tenemos la realidad, ¿cómo podemos tener el camino? Si no tenemos la vida, ¿cómo podemos tener la realidad? Cuando tenemos la vida, también tenemos la realidad. Cuando tenemos la realidad, la realidad es el camino. Somos seres humanos; pero sin la vida humana, ¿cómo podríamos tener la realidad humana? Sin la realidad humana, ¿cómo podríamos llevar a cabo las cosas humanas? Para poder llevar a cabo las cosas humanas, necesitamos la realidad humana, y para tener la realidad humana, es necesario tener la vida humana. El camino es la realidad, y la realidad es la vida. Así que, Juan 14:6 nos dice que la realidad y la vida son una misma cosa. La gracia y la vida también son una sola cosa. Tanto en 1 Corintios 15:10 como en Gálatas 2:20 está la frase: “No yo, sino”. En 1 Corintios 15:10 dice: “...No yo, sino la gracia de Dios”, y Gálatas 2:20 dice: “No soy yo [...] sino [...] Cristo”. Al unir estos dos versículos, vemos que la gracia es Cristo mismo. En 2 Corintios 13:14 se refiere a “la gracia del Señor Jesucristo”. Esto también indica que la gracia es solamente Cristo. Este Cristo es Aquel que vive en nosotros (Gá. 2:20; Ro. 8:10) como nuestra vida (Col. 3:4). Cuando unimos todos estos versículos, podemos ver que la gracia es la vida divina de Dios que llega a ser nuestra porción. Cuando la vida divina de Dios llega a ser nuestra porción, esto es la gracia. Según la teología popular de los Estados Unidos, la gracia es un favor inmerecido. Recibir como regalo un buen automóvil para transportarnos, sin pagar nada, se consideraría como gracia. Esta clase de teología es muy superficial. Sin embargo, Himnos, #211 define la gracia conforme a su definición más alta:

Gracia, en su mayor definición Es Dios en Cristo siendo mi porción; No sólo es algo hecho a mi favor, Sino Dios mismo como bendición.

Dios se encarnó para que pueda yo, Hoy recibirle en Su realidad; Ésta es la gracia que viene de Dios, La cual es Cristo en Su humanidad.

Pablo, el apóstol, no consideró Más que a Cristo, la gracia de Dios; Por esta gracia se fortaleció, Y en la carrera a todos pasó.

Basta la gracia, suficiente es, Cristo en nosotros: fuerza y vigor; En nuestro espíritu la gracia está Energizando, obrando el plan de Dios.

El Cristo vivo esta gracia es, La necesito experimentar; Que pueda yo la gracia conocer, Y en mi vivir a Cristo realizar.

Juan 1 es un capítulo maravilloso porque allí Dios como el Verbo (v. 1) que viene en encarnación es combinado con la gracia y la realidad (v. 14) para ser nuestra vida (v. 4). Luego el versículo 16 dice: “Porque de Su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia”. Todos estos versículos indican que el propósito de la encarnación de Dios era introducir a Dios mismo en nosotros, es decir, impartirlo en nosotros como nuestra vida. La gracia y la realidad son Dios mismo. Dios vino para ser encarnado a fin de que el hombre lo recibiera como gracia y realidad, las cuales son Dios mismo para ser la vida del hombre como la porción eterna del hombre. Dios como vida es nuestra porción eterna. No hay nada más valioso que Dios como vida para nosotros a fin de ser nuestra porción eterna. Como seres humanos, la cosa más valiosa para nosotros es nuestra vida humana. La ropa, una casa o un automóvil no son tan importantes como nuestra vida. Si se acaba nuestra vida humana, estamos acabados. La vida lo es todo. De igual manera, Dios es nuestra porción para ser nuestra vida. Ésta es la máxima bendición.

(Dios Triuno es vida para el hombre tripartito, El, capítulo 2, por Witness Lee)