LA REVELACIÓN DE EMANUEL
EN EL NUEVO TESTAMENTO
Anteriormente no vimos la distinción entre vivir con Cristo y andar por Cristo. El Cristo con quien vivimos es Emanuel. Emanuel significa Dios con nosotros, Dios con el hombre. Esto se revela en Mateo, el primer libro del Nuevo Testamento (1:23; 18:20; 28:20). El capítulo 1 introduce el asunto de la presencia de Cristo, Emanuel, con nosotros (v. 23); el capítulo 18 además indica que debemos estar congregados en Su presencia (v. 20); y el capítulo 28 enfatiza que la presencia de Cristo estará con nosotros hasta la consumación del siglo (v. 20).
Cristo fue constituido como Emanuel primeramente al encarnarse como hombre. Mateo 1:23, una cita de Isaías 7:14, dice: “He aquí, una virgen estará encinta y dará a luz un hijo, y llamarán su nombre Emanuel”. El hijo que nació de la virgen era Dios con ella. Él era un niño nacido con la naturaleza humana y un hijo dado con la naturaleza divina (Is. 9:6). Su encarnación fue el primer paso que se dio para que Dios estuviera con nosotros. Luego, Él vivió en la tierra y salió a ministrar a la edad de treinta años. Después de tres años y medio de Su ministerio, Él pasó por la muerte y entró en resurrección. En resurrección fue hecho Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Que Él fuera hecho el Espíritu vivificante fue el segundo paso que se dio para que Dios estuviera con nosotros como Emanuel.
(Dios Triuno es vida para el hombre tripartito, El, capítulo 9, por Witness Lee)