Dios Triuno es vida para el hombre tripartito, El, por Witness Lee

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MORIR AL YO

En Mateo 16:24 el Señor habló de la necesidad de negarnos a nosotros mismos. Negarnos es morir al yo. Nuestro mismo ser es el yo.

El yo se expresa y se manifiesta en nuestra vida natural y en la carne. Hay una distinción entre las palabras expresar y manifestar. El hecho de expresarnos tiene que ver con el comportamiento, pero manifestarnos está relacionado con lo que somos. En el Entrenamiento de Tiempo Completo, los entrenantes parecen ser muy buenos en las reuniones. Ésta es su expresión. Pero cuando regresan a casa, es posible que vivan de una manera totalmente distinta. Ésta es su manifestación. Cada cristiano tiene dos caras. En la reunión nos expresamos de una manera, y en nuestro cuarto o en la casa nos manifestamos de otra. Debemos ejercitarnos hasta que seamos lo mismo en la reunión y en la casa.

El yo se expresa y se manifiesta en nuestra vida natural y en la carne, y nuestra carne es la corporificación del pecado (Ro. 7:17-18). Cuando usted no se restringe ni se porta bien, se manifiesta a sí mismo en la carne. Manifestarse en la carne es pecado, y el pecado es uno con Satanás. Según Romanos 7, el pecado engaña y mata (v. 11). Esto fue lo que Satanás hizo en Génesis 3. Satanás engañó a Eva (2 Co. 11:3), y por participar del árbol del conocimiento del bien y del mal, Adán y Eva quedaron en una condición de muerte (Gn. 2:17). Aparentemente, el pecado es lo que engaña y mata. En realidad, es Satanás quien engaña y mata. El pecado y Satanás son uno; el pecado y Satanás son sinónimos.

Nuestro ser, nuestro yo, nuestra vida natural, nuestra carne, el pecado y Satanás son una sola entidad. Son como muchos huevos en un solo nido. Es posible que en un nido el ave guarde varios huevos. Después de que estos huevos sean incubados, formarán una familia, una entidad. Nuestro ser, nuestro yo, nuestra vida natural, nuestra carne, el pecado y Satanás son como una familia en un nido. Morir al yo significa morir a toda la familia.

Ésta es la razón por la cual el Señor dijo en Mateo 16: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (v. 24). Negarse a uno mismo es morir al yo. Las primeras dos líneas de un himno traducido por el hermano Nee expresan este mismo pensamiento: “Mi palabra al enemigo es: ‘No’, / Mas al Padre digo: ‘Amén’ ” (Himnos, #396). Decir “no” a Satanás es morir al yo. Cuando morimos a nuestro yo, damos fin a nuestra vida natural, a nuestra carne, al pecado y a Satanás. Cuando morimos a nuestro yo, Satanás es derrotado. Ésta es la razón por la cual Satanás le teme a la cruz.

Morir al yo es morir a nuestra vida natural, a nuestra carne, al pecado y a Satanás, por medio de la cruz (1 P. 2:24m). La cruz nos hace morir. Da fin a nuestro yo. La cruz es la centralidad y la universalidad de la manera en que vivimos la vida cristiana para cumplir el propósito de Dios. Cuando morimos a nuestro yo, morimos a todo lo que hay en el universo, excepto a Dios.

(Dios Triuno es vida para el hombre tripartito, El, capítulo 13, por Witness Lee)