Dios Triuno es vida para el hombre tripartito, El, por Witness Lee

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LA COEXISTENCIA Y LA COINHERENCIA DE LA TRINIDAD DIVINA

Según la Biblia, Dios es sólo uno (Dt. 6:4; 1 Co. 8:6) y, sin embargo, es el Padre, el Hijo y el Espíritu (Mt. 28:19b). Para la mente humana esto es difícil de reconciliar o explicar, pero ésta es la revelación en la Biblia. Cualquier intento que se haga por reconciliar estos dos aspectos sólo causará confusión. Debemos decir sencillamente que Dios es uno y que también es tres. Él es el único Dios y es el Padre, el Hijo y el Espíritu. Los tres de la Trinidad Divina son distintos pero no separados. Son tres y, sin embargo, son uno.

El Padre, el Hijo y el Espíritu coexisten el uno con el otro (Mt. 3:16-17; Ef. 3:14-17) y también moran en coinherencia. Coexistir significa existir juntamente al mismo tiempo. Entender la coexistencia de los tres de la Trinidad Divina no es difícil, pero entender cómo los tres de la Trinidad Divina son coinherentes el uno en el otro es muy difícil. Ser coinherentes el uno en el otro significa que los tres de la Trinidad Divina existen mutuamente, el uno en el otro, que permanecen el uno en el otro (Jn. 14:10-11; 17:21). Desde la eternidad pasada, los tres de la Trinidad Divina han coexistido el uno en el otro y son coinherentes el uno en el otro.

Un día el segundo de la Trinidad Divina, el Hijo, vino para ser hombre por medio de la encarnación. Él vino del Padre, con el Padre y en el nombre del Padre (Jn. 8:29; 16:28a, 32b; 10:25). El hecho de que Él viniera con el Padre también fue por medio del Espíritu (Mt. 1:20; Lc. 1:35; 4:1). Esto muestra la coexistencia de los tres de la Trinidad Divina en la encarnación. En Juan 14 el Hijo dijo que Él estaba en el Padre y que el Padre estaba en Él y que las palabras que Él hablaba no eran Sus propias palabras, sino las del Padre (vs. 10, 24). Este capítulo también revela que el Espíritu de realidad viene como el Hijo y con el Padre (vs. 16-20, 23, 26). Esto indica la coinherencia de los tres de la Trinidad Divina. El Hijo vive en el Padre y el Padre vive en el Hijo; el hablar del Hijo es la obra del Padre.

Otra porción de la Palabra que revela la coinherencia de la Trinidad Divina es Isaías 9:6. En este versículo el Hijo es llamado el Padre eterno. El niño nacido, quien es también el hijo dado, es llamado Admirable consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de paz. El niño que es el Hijo unigénito (Jn. 3:16) es llamado el Dios fuerte. El hijo que es dado es llamado el Padre eterno. Aunque no podemos entender plenamente estas porciones de la Palabra, tenemos que aceptar la palabra clara de las Escrituras.

Los tres de la Trinidad Divina son tres de manera distinguible y, sin embargo, son uno solo. El Padre es distinto del Hijo, el Hijo es distinto del Espíritu, y el Espíritu es distinto del Padre y del Hijo. No obstante, el Hijo es el Padre (Is. 9:6; Jn. 14:9-10) y el Hijo también es el Espíritu (2 Co. 3:17). El Hijo se hizo carne (Jn. 1:1, 14) y fue llamado el postrer Adán. Por medio de la muerte y la resurrección, el postrer Adán llegó a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). El Hijo que fue dado era llamado el Padre eterno y, después de Su muerte y resurrección, llegó a ser el Espíritu vivificante. Por lo tanto, el Hijo es el Padre y también el Espíritu.

(Dios Triuno es vida para el hombre tripartito, El, capítulo 15, por Witness Lee)