EXPERIMENTAR LOS ASPECTOS
VERTICAL Y HORIZONTAL DE LA COMUNIÓN DIVINA
La realidad de la comunión divina es una de las cosas que los creyentes más descuidan. Es difícil encontrar personas que estén en la realidad de la comunión. En cuanto a nuestra posición, todos estamos en esta comunión, pero en nuestro vivir diario, muy pocos de nosotros estamos en la realidad de la comunión. Es posible que tengamos el asunto de la comunión en nuestra terminología, pero que no lo tengamos en nuestra práctica. Yo he tratado de practicar esta comunión, pero tengo que admitir que no he tenido un éxito completo en mantener esta comunión hora tras hora durante el día. Cuando no estamos en esta comunión de una manera práctica, estamos fuera del Espíritu, fuera del Dios Triuno y fuera de la vida divina.
Antes de ser salvos, éramos pecadores que vivíamos en pecado y que estábamos muertos en pecado. No estábamos involucrados en la comunión de vida. Un día alguien nos anunció la vida eterna (1 Jn. 1:2), y creímos en el Señor Jesús. En ese momento fuimos introducidos en la comunión divina. Hay dos cosas muy impresionantes con respecto a nuestra experiencia inicial de la comunión divina. Primero, es difícil encontrar a alguien que por su propia cuenta haya creído en el Señor directamente sin la ayuda de nadie que le predicara el evangelio. Casi todos escucharon primeramente un anuncio y luego creyeron. En segundo lugar, casi siempre hay una relación profunda entre el que anunció o predicó el evangelio y el que lo recibió y fue salvo.
Hace muchos años, en la China continental, prediqué el evangelio varias veces a grandes congregaciones, y muchas personas fueron salvas por medio de mí. Debido a que les había predicado el evangelio y habían sido salvos por medio de mi predicación, muchos de ellos se sentían íntimamente relacionados conmigo, aunque nunca les hablé personalmente. El propósito al contar esta experiencia es mostrar que siempre hay un sentido de intimidad entre la persona que es salva y la persona por medio de quien uno es salvo. No puedo olvidar a la evangelista por medio de la cual yo fui salvo. Ella siempre será muy querida y preciosa para mí, porque por medio de ella, yo fui introducido en la comunión divina. Su predicación del evangelio estaba relacionada con el aspecto horizontal de la comunión de la vida divina. Después de que recibí su palabra, fui al Señor y entré en el aspecto vertical de la comunión divina.
(Dios Triuno es vida para el hombre tripartito, El, capítulo 17, por Witness Lee)