Visión central necesaria para servir a la iglesia, La, por Witness Lee

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ES NECESARIO TENER UN CARÁCTER DISCIPLINADO AL OBRAR POR EL SEÑOR

Aunque algunos hermanos han visto un poco de revelación, su descuido perjudica su hablar. Por ejemplo, una vez un hermano dijo: “Después que el aliento de vida fue soplado en el hombre en Génesis 2:7, el hombre recibió el elemento de Dios, la vida de Dios”. Lo que dijo trataba acerca de la vida, pero fue algo descuidado y no era conforme a la verdad. Cuando Dios sopló el aliento de vida en el hombre, el hombre no recibió el elemento de Dios, la vida de Dios; más bien, él sólo llegó a ser alma viviente. Por tanto, él aún necesitaba ser puesto frente al árbol de la vida para recibir a Dios como vida (vs. 7-9). Debemos ser cuidadosos y no hablar acerca de cosas de las cuales no tenemos plena certeza. A fin de ser un experto en cualquier cosa, es imprescindible que seamos disciplinados y sigamos concentrados. En cuanto somos descuidados, ya no hay normas ni directrices. Ya sea en nuestra obra o en nuestra lectura de la Biblia, muchos de nosotros somos muy descuidados porque comenzamos pero nunca terminamos. Esto es suficiente evidencia de nuestro descuido en la obra del Señor y al guiar la iglesia. A fin de liberar la palabra del Señor con las expresiones apropiadas, tenemos que estar concentrados y ser disciplinados.

Muchas personas tienen un problema relacionado con el descuido y una falta de enfoque, pero no deberíamos servir al Señor de tal manera. Cuando liberamos la verdad, tiene que haber una introducción y una conclusión. Si somos descuidados, hablaremos de forma liviana. Sin embargo, a fin de liberar la verdad, tenemos que ser serios. Debemos tratar cada cosa seriamente, aun en nuestros propios asuntos personales. Si algunos colaboradores obran en Tailandia por tres años, ellos o no deberían mencionar el misterio de Dios en lo absoluto o tomarlo tan en serio que todos los santos en Tailandia conozcan el misterio de Dios. Aunque todos nosotros hemos oído y visto un poco de la visión que Dios nos ha dado a lo largo de los siglos, no la hemos tomado seriamente. Como resultado de ello, sólo podemos hacer un poco aquí y un poco allá en nuestra obra.

La revista The Ministry of the Word comenzó a ser publicada en 1951, tres años después que llegamos a Taiwán. En los más de veinte años desde entonces, debían haber sido levantadas más personas que suministraran la palabra. Pero luego de más de veinte años, no vemos muchos que puedan suministrar la palabra que el Señor nos ha dado. Dios es la fuente y el suministro de la palabra, y debemos entrar en el suministro que Él ha provisto. En mi obra en la China continental, estaba muy consciente de que el suministro de la palabra no se hallaba conmigo, sino con el hermano Nee. Me entregué por completo para estar en el suministro de su ministerio. Hoy en día deberíamos sumergirnos en el suministro de la palabra; si hacemos esto, no habrá carencia alguna.

Las iglesias en los Estados Unidos sirven a los santos al introducirlos en este suministro de la palabra. Cuando algunos de los que llevaban la delantera a nivel local sintieron que ellos tenían algo, yo no los obligué a que recibieran de este suministro. No tengo miedo de que las personas comparen los bienes, aunque comprendo que algunos no tienen un “buen ojo” para los bienes. Luego de varios años haciendo esto por su propia cuenta, los ojos de estos hermanos fueron abiertos, y ellos reconocieron su necesidad. Ésta es una fortaleza que tienen los santos americanos, ellos son muy directos. En cuanto ellos ven una carencia, están dispuestos a recibir de parte de otros. Cuando ellos vieron que otros tenían oro y que ellos mismos sólo tenían bronce, abandonaron lo suyo y los siguieron de manera absoluta. Esto es parte de su carácter. El carácter de los chinos no es tan estricto, y tolera dilaciones. Esto es dañino.

No obstante, creemos que el Señor no está sin esperanzas hoy en día. Tenemos que postrarnos delante del Señor y dar un giro cabal a fin de que la visión del Señor llegue a ser nuestra meta. Necesitamos consagrarnos a esta visión y aferrarnos a ella como si fuese un asunto de vida o muerte. Ésta será una fuente de esperanza entre nosotros. Si no somos disciplinados de este modo, creo absolutamente que el Señor no tendrá la manera de ir adelante con nosotros.

(Visión central necesaria para servir a la iglesia, La, capítulo 3, por Witness Lee)