NO TENEMOS OPINIÓN ALGUNA
CUANDO VIVIMOS EN EL ESPÍRITU
El verdadero indicio de si nosotros vivimos en el espíritu no tiene que ver con lo que proclamamos, sino con que expresemos o no nuestras opiniones. Si no tenemos opiniones cuando visitamos una localidad, es posible que nosotros estemos en nuestro espíritu al menos cuarenta por ciento del tiempo. Sin embargo, si tenemos opiniones, no estamos en el espíritu, y aun podemos discutir unos con otros. Hay distintas manifestaciones de una discusión. Por ejemplo, dos personas pueden estar en desacuerdo al punto de luchar entre sí físicamente, causando lesiones corporales e involucrando la policía y el tribunal de justicia. Sin embargo, una discusión puede manifestarse sin ninguna expresión externa del desacuerdo. En vez de luchar, dos hermanos podrían sencillamente ignorarse. Independientemente de cómo se manifieste la discusión, los que discuten con otros están en la mente.
Por causa de las distintas opiniones, es muy difícil que los hermanos en varios lugares no discutan unos con otros. Algunos podrían expresar su opinión de manera refinada, y otros podrían expresar la suya de forma áspera. Algunos podrían ser carnales y emotivos, y otros son más pacíficos y tranquilos. En cualquier caso todos están en la mente. Que el Señor tenga misericordia de nosotros. Cuando entramos en el espíritu, nuestras palabras y opiniones desaparecen. Cuando los jóvenes se casan, siempre hay algunas discusiones. Sin embargo, discutir constantemente siempre es el resultado de tener muchas opiniones.
Cuando una persona viva en el espíritu, ella no tendrá ninguna opinión. No tener opinión alguna, es decir, no tener nada que decir, es una prueba contundente de que una persona vive en su espíritu. Sería un milagro si una persona muda comenzara a hablar, pero es un milagro mayor cuando un creyente no dice su opinión. Un creyente que puede abstenerse de decir su opinión es una persona que vive en su espíritu. En contraste, un creyente que siempre expresa su opinión vive en su alma.
(Visión central necesaria para servir a la iglesia, La, capítulo 7, por Witness Lee)