SERVIR A LA IGLESIA SEGÚN
LA VISIÓN CENTRAL DE CRISTO Y LA IGLESIA
Ya sea que la condición de la iglesia haya estado alta o baja por los últimos veinte años, siempre hemos estado en la línea central. Por ejemplo, en años recientes hemos hecho hincapié en que no podemos depender de la doctrina y el conocimiento y que, en vez de ello, debemos volvernos a nuestro espíritu. Sin embargo, ha habido una carencia en nuestra experiencia de volvernos al espíritu pues ha habido una falta de respuesta de parte de los colaboradores. Esta dilación nos ha llevado cerca del punto de la muerte. No deberíamos estar preocupados por si los bienes son de “primera mano” o de “segunda mano”, siempre y cuando ellos contengan las riquezas. No necesitamos trucos nuevos en nuestro hablar. Incluso si pudiésemos inventarnos algo “nuevo”, ¿qué beneficio traería? La iglesia, el nuevo hombre, se produce únicamente con Cristo como vida; por tanto, vivir por Cristo es nuestra verdadera necesidad.
¿Qué beneficio trae el hablar mensajes diferentes? En el ministerio de la Palabra hay una fuente de suministro abundante con la cual los santos pueden ganar a Cristo, disfrutar a Cristo y experimentar a Cristo. En Filipenses 3 Pablo dice que él proseguía pero que no se atrevía a decir que ya lo había alcanzado (vs. 12, 14). Él tuvo por basura todas las cosas para ganar a Cristo (v. 8). Tenemos que ver la visión de Cristo y tomarle como nuestro centro en nuestra obra y nuestro vivir. Nosotros no sólo tratamos con doctrinas, sino que vivimos por Cristo como nuestro diario vivir. Esto es lo que Dios desea. Nuestro problema es que no hemos entrado en tal vivir, a pesar de lo que hemos visto y oído. Ser capaces de guiar a otros basándonos sólo en nuestros pasados logros piadosos nos muestra que no hemos entrado en la visión central de Dios. Tenemos que ver la visión central de Dios, que consiste en disfrutar a Cristo, vivir por Él y tomarle como nuestra meta en nuestro vivir y nuestro servicio.
Muchos de los colaboradores que han servido en varios lugares por muchos años aún no conocen esta visión ni saben cómo llevar a cabo esta visión. Usar trucos en nuestros mensajes es inútil. Más bien, necesitamos conocer y estudiar la visión que nos ha sido dada. Cristo y la iglesia son la visión central. Si la exploramos cabalmente, disfrutamos sus riquezas y la experimentamos a profundidad, estaremos en el camino correcto. Ninguno de nosotros está calificado para decir que hemos explorado este asunto completamente, pues no hemos entrado de forma práctica en lo que hemos visto. Por esta razón debemos esforzarnos por entrar en lo que hemos visto y entonces dar un paso adicional para ver aún más. Debemos conocer los asuntos básicos y luego avanzar. Por ejemplo, si estudiamos matemáticas, primero tenemos que conocer la aritmética básica, que incluye la suma, la resta, la multiplicación y la división antes que podamos avanzar. Los predicadores a lo largo de la historia del cristianismo no han podido producir algo de mucho valor porque ellos no vieron o no siguieron la visión central hallada en la Biblia, la visión de Cristo y la iglesia. Si vemos esta visión y obramos conforme a ella, algo de valor será producido. Sin embargo, si no la vemos o no estamos dispuestos a ponerla en práctica, nada de valor será producido, no importa cuánto “sacrifiquemos”.
Otros pueden ser excusados si ellos no han visto u oído la visión, pero nosotros no tenemos excusa alguna. Las riquezas del Señor están aquí para que nosotros las disfrutemos. Si yo llevase la delantera en la iglesia en Taipéi, podría guiar a los santos por un año solamente en el asunto de cantar himnos. Yo pasaría una semana entera en Himnos, #213, que dice: “¡Oh, qué vivir! ¡Oh, qué solaz! / Pues Cristo vive hoy en mí”, hasta que los santos sepan que en ellos está Cristo y la vida. Los himnos no pueden ser agotados al cantarlos o al hablar acerca de ellos de manera liviana; ellos son demasiado ricos. Además, nosotros también podemos hablar acerca de Cristo y la vida a partir de la Biblia.
No deberíamos depender de trucos al servir a la iglesia; tales trucos son irrelevantes porque no pueden satisfacer el hambre de las personas ni saciar su sed. Tenemos que hablar continuamente acerca de Cristo, la vida, el Espíritu y la iglesia; tenemos que expresar esta carga desde el comienzo hasta el final del año. Puede ser que no todos los santos quieran ir en pos de lo auténtico, pero al menos la mitad será atraída a estas riquezas. No necesitamos dar mensajes que no tienen mucho significado a fin de adaptarnos a aquellos que no tienen interés alguno; si hacemos esto, sólo ganaremos personas que no tienen interés. Si deseamos ganar personas que estén interesadas, tenemos que dar mensajes que sean realmente importantes, mensajes que muestren el significado de la vida, es decir, Cristo, la vida, el Espíritu y la iglesia. Si hablamos de estos asuntos de manera cabal, atraeremos algunas personas de peso a la vida de iglesia. Nuestro centro y nuestra meta son Cristo y la iglesia, pero nuestra obra y nuestro testimonio en las iglesias hoy han perdido este centro y esta meta. No podemos permitir que esta condición continúe; de otra manera, llegaremos a estar más desolados.
(
Visión central necesaria para servir a la iglesia, La, capítulo 5, por Witness Lee)