LA REGENERACIÓN ES DIFERENTE
DEL ALIENTO DE VIDA MENCIONADO EN GÉNESIS 2:7
El aliento de vida que Dios sopló en el hombre en Génesis 2:7 era sólo parte de la creación de Dios con el propósito de que el hombre viviera. Sin embargo, en aquel tiempo Dios no se comprometió a estar dentro del hombre. El polvo con el cual Dios creó al hombre vino a ser su cuerpo, mientras que el aliento de vida llegó a ser su espíritu humano. Ese aliento no era Dios mismo. Algunos maestros del cristianismo han cometido un grave error, enseñando que en el tiempo de la creación Dios se puso a Sí mismo dentro del hombre. Pero, en ese tiempo Dios solamente dio aliento de vida al hombre a fin de que éste viviera. Esto produjo simplemente la vida humana creada.
Una definición apropiada de la regeneración es tener un segundo nacimiento, es nacer de nuevo. Todos nacimos una vez de nuestros padres; en virtud de ese nacimiento recibimos de ellos la vida humana. Ahora tenemos la vida humana dentro de nosotros. Sin embargo, la vida humana solamente nos permite mantener nuestra existencia en esta tierra. No es suficiente para que nos lleve a cumplir el propósito de Dios. La intención de Dios es ponerse a Sí mismo dentro de nosotros como la vida eterna, la vida divina, para que se cumpla Su propósito. Por esta razón, necesitamos nacer de nuevo, tener un segundo nacimiento a fin de recibir la vida divina dentro de nosotros. Es por esto que Juan 1:12-13 expresa que todos los que recibieron al Señor nacieron de Dios, y Juan 3:6 dice que éstos nacieron en su espíritu del Espíritu divino. La regeneración significa nacer de Dios, recibir a Dios en nuestro interior, en Cristo, por el Espíritu como la vida divina, la cual es una vida que no es nuestra vida natural. Es por medio de esta vida divina que podemos cumplir el propósito eterno de Dios.
(Tratar con nuestras partes internas para el crecimiento en vida, capítulo 7, por Witness Lee)