TRATAR PRIMERO CON NUESTRO CORAZÓN
Conforme a las Escrituras, debemos tratar primero con nuestro corazón, no con nuestro espíritu o nuestra alma. El corazón viene primero, porque está compuesto de todas las partes del alma y de la primera parte del espíritu, que es la conciencia. Todas nuestras relaciones con el Señor deben empezar por la conciencia. Aun las relaciones que tenemos con otras personas deben comenzar con nuestra conciencia. Ciertamente, si nuestra conciencia está oscurecida o equivocada, nosotros estaremos mal, no solamente con Dios, sino también con los demás. Puesto que la conciencia es la parte principal del corazón, el corazón debe ser el primero en nuestra relación con Dios.
Volver nuestro corazón al Señor
En 2 Corintios 3:16 se nos dice: “Cuando su corazón se vuelve al Señor, el velo es quitado”. El corazón primero debe volverse al Señor. Volver nuestro corazón al Señor es el arrepentimiento verdadero. Cuando éramos personas caídas, nuestro corazón estaba alejado del Señor, pero cuando nos arrepentimos, nuestro corazón regresó al Señor. Debemos volvernos y hacer que nuestro corazón regrese al Señor. Esto no es algo que hacemos una vez para siempre; tenemos que hacer que nuestro corazón regrese al Señor todo el tiempo, día tras día. Cada mañana tenemos que volver otra vez nuestro corazón al Señor. Yo les sugeriría, especialmente a los hermanos y hermanas jóvenes, que cada mañana después de levantarse, cuando vayan al Señor, le digan: “Señor, aquí estoy por Tu misericordia y Tu gracia. Quiero ejercitarme para otra vez volver mi corazón de regreso a Ti, para volverme nuevamente a Ti este día”.
Cuando nuestro corazón se vuelve al Señor, el velo es quitado. Éste es un secreto importante para nosotros. Mucha gente pregunta por qué ellos no reciben ni luz ni dirección y por qué no conocen la voluntad del Señor. Yo les preguntaría: “¿Dónde está su corazón? ¿Hacia que cosa está vuelto su corazón?”. Éste es su problema. Debemos volver nuestro corazón al Señor. Hace más de treinta años cuando yo era un hermano joven, casi todos los días oraba con el versículo de 2 Corintios 3:16, diciendo: “Señor, haz que vuelva mi corazón a Ti”. Esto funciona; sólo pruébelo. Antes de leer la Palabra en la mañana, primero debemos volver nuestro corazón al Señor. Entonces la vida se manifestará, y el velo nos será quitado. Me gusta este versículo: “Cuando su corazón se vuelve al Señor, el velo es quitado”. El velo entre nosotros y el Señor es quitado cuando volvemos nuestro corazón al Señor.
Ejercitarnos para creer en nuestro corazón
Romanos 10:9 y 10 dicen: “Si confiesas con tu boca a Jesús como Señor, y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación”. Después de que se vuelve al Señor, la segunda cosa que el corazón debe hacer es creer. Creer no es un asunto del espíritu, ni de la mente ni de la voluntad. Creer es algo que se hace con el corazón; el corazón tiene que creer. Primero debemos volver nuestro corazón al Señor y segundo, debemos ejercitar nuestro corazón para que crea en el Señor. Creer en el Señor es algo que ocurre en el corazón.
El versículo 10 dice que con el corazón se cree. Debemos aprender a ejercitar nuestro corazón para cooperar en fe con el Espíritu que mora en nosotros. Después de volver nuestro corazón al Señor, siempre debemos ejercitarnos para creer en nuestro corazón. Es preciso que nos ejercitemos para creer en nuestro corazón todo lo que el Señor nos dice en Su Palabra, y debemos ejercitarnos para creer en nuestro corazón todo lo que percibimos en lo profundo de nuestro ser. También debemos ejercitar nuestro corazón para creer en el Señor por todo nuestro medio ambiente y circunstancias, por todas las cosas que nos suceden. Debemos orar para que el Señor proteja nuestro corazón de toda clase de dudas.
(
Tratar con nuestras partes internas para el crecimiento en vida, capítulo 4, por Witness Lee)