LAS ENSEÑANZAS Y LOS DONES SON PARA CRISTO
El Espíritu Santo, la Palabra y los dones constituyen los tres medios por los cuales Cristo se forja en nosotros. Sin embargo, la iglesia es para Cristo; y estrictamente hablando, ni siquiera es para el Espíritu Santo, las enseñanzas de la Palabra o algún don. ¿Cuál es entonces la posición que ocupan las enseñanzas y los dones? Ellos son simplemente los medios. Todas las enseñanzas son un medio, y todos los dones son también un medio. El problema que ha existido durante todos los siglos, e incluso ahora mismo, es que la gente presta más atención a ciertas enseñanzas que a Cristo. Esto crea un problema. Asimismo, algunas personas prestan más atención a los dones que a Cristo. Esto también crea un problema.
Consideren la manera en que todas las denominaciones y divisiones llegaron a existir. La denominación presbiteriana, por ejemplo, surgió debido a que algunas personas recalcaron el gobierno de la iglesia ejercido por el presbiterio. De igual manera, hoy en día tenemos la Iglesia Bautista debido a que algunas personas hicieron énfasis en el bautismo por inmersión, y no en Cristo, creando así una división. Éstas son divisiones según enseñanzas o prácticas. En la actualidad, también tenemos la Iglesia Pentecostal, porque esas personas hacen énfasis en las cosas pentecostales en lugar de Cristo. Por supuesto, ellos afirman que creen en Cristo y que exaltan a Cristo. Sí, lo hacen, pero de algún modo recalcan algo además de Cristo. Tal vez sea algo correcto, pero nadie debería hacer énfasis en eso.
Todas las enseñanzas son para Cristo y todos los dones son para Cristo. Los dones no deben ser para los dones, ni las enseñanzas deben ser para las enseñanzas. No importa cuántas enseñanzas tengamos y cuán buenas sean, debemos considerarlas simplemente como un medio, y no como el asunto central. El punto central tiene que ser Cristo. Necesitamos las enseñanzas, pero nuestro enfoque y énfasis no deben centrarse en las enseñanzas, sino en Cristo. Si hacemos énfasis en las enseñanzas en vez de Cristo, éstas llegarán a ser un sustituto de Cristo. Debemos estar muy claros en esto. Necesitamos las enseñanzas porque necesitamos a Cristo; las enseñanzas nos transmiten a Cristo. Sin embargo, no debemos prestar atención a las enseñanzas en lugar de Cristo. Tenemos que prestar atención a Cristo, a quien recibimos mediante las enseñanzas.
(
Tratar con nuestras partes internas para el crecimiento en vida, capítulo 1, por Witness Lee)