Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, El, por Watchman Nee

“TU SIMIENTE”

Génesis 15:5 dice: “Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia”. Nótese que descendencia está en singular. Esto es muy extraño ya que desde el punto de vista humano, si los descendientes de Abraham habrían de ser tan numerosos como las estrellas del cielo, la palabra descendencia o simiente debería estar en plural. Pero cuando Dios le hablaba a Abraham de la enorme cantidad de descendientes que tendría, usó la palabra descendencia o simiente, en el singular. ¿Por qué usa Dios la forma singular de esta palabra? ¿Quién es esa simiente? En Gálatas 3:16 Pablo dijo: “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: ‘Y a las simientes’ como si hablase de muchos, sino como de uno: ‘Y a tu simiente’, la cual es Cristo”. Por lo tanto, la simiente o descendencia a la que Dios se refiere no eran muchas personas, sino una sola. Esta persona no era Isaac, sino Cristo.

Esto nos muestra que el que hereda la tierra es la simiente única. Por parte de Abraham, la simiente era Isaac, pero en un contexto más amplio, era Cristo. Isaac simplemente era una sombra; la realidad es Cristo. En otras palabras, Cristo heredará la tierra y bendecirá a la humanidad. Tanto el poder como la autoridad se encuentran en Cristo, y por eso Dios lleva a cabo Su obra de restauración por Cristo, no por Isaac.

El asunto de la filiación es muy importante. Si este asunto de la filiación y de la simiente no se resuelve, no se puede llevar a cabo la obra de restauración. Si Abraham no hubiese sido conducido a la perfección, no habría podido producir a Isaac. Abraham primero tenía que llegar a ser un vaso para producir a Isaac. Esto significa que el Cristo glorioso será producido solamente cuando un pueblo crea igual que creyó Abraham; sólo entonces será realizada la obra de Dios. Isaac era meramente una sombra; la realidad es Cristo. De la misma manera, Abraham era una sombra, y la realidad es la iglesia. Así como Abraham llegó a ser un vaso que produjo a Isaac, así la iglesia es un vaso que produce al Cristo glorioso.

Dios quería que Abraham llegara a ser un vaso que produjera a Isaac. Los descendientes de Abraham cumplirán el propósito de Dios, pues el mismo Abraham no lo cumplió. Por tanto, la iglesia no es nada en sí misma. Lo que importa es que la iglesia produce a Cristo y lo expresa en la tierra para que se lleve a cabo la obra de restauración en la tierra. Abraham fue el vaso que produjo a Isaac. Hoy la iglesia es el vaso que produce a Cristo.

(Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, El, capítulo 4, por Watchman Nee)