Mensajes de vida, tomo 1 (#1-41), por Witness Lee

AÑADIR NUESTROS CONCEPTOS

Desafortunadamente cuando somos salvos y entramos en la iglesia, traemos con nosotros algunas cosas de nuestro pasado. Luego, a medida que pasa el tiempo, añadimos otras cosas y las tratamos como si fueran elementos de la fe, aunque en realidad no lo son.

Por ejemplo, supongamos que cuatro estudiantes son salvos durante una campaña del evangelio. El Espíritu entra en todos ellos; por tanto, tienen la unidad del Espíritu. Además, todos creen las mismas cosas, es decir, tienen la misma fe. Sin embargo, uno de ellos, un estudiante que está haciendo un doctorado, viene a la iglesia con un concepto peculiar, y con el tiempo dicho concepto llega a ser un gran problema en la iglesia. Otro estudiante decide estudiar teología después de ser salvo. Así que él deja sus estudios seculares y se va a lo que comúnmente llaman seminario teológico donde es adoctrinado con el modernismo. El tercer estudiante empieza a asistir a una iglesia bautista, donde lo convencen de que la inmersión que practican los bautistas es la única clase correcta de bautismo. Por último, el cuarto estudiante empieza a participar del hablar en lenguas.

El día en que estos cuatro hermanos fueron salvos, ellos eran uno. Pero ahora, si se reúnen, ciertamente disputarán. El estudiante que está haciendo su doctorado defenderá su extraño concepto; el estudiante de teología defenderá sus interpretaciones modernistas; el estudiante bautista defenderá la práctica de la inmersión; y el estudiante pentecostal defenderá el hablar en lenguas. ¿Qué le ha ocurrido a la unidad? Además de la unidad del Espíritu y de la unidad de la fe, ellos han adoptado algo. En realidad lo que han adoptado y elegido es un juguete, y revela que simplemente son niños. Es cierto que uno puede estar recibiendo pronto su doctorado, pero en el Señor él es como un pequeño niño que disfruta su juguetito. Los otros “niños” también necesitan sus “juguetes”, que pueden ser las enseñanzas modernistas, la insistencia en la inmersión o el hablar en lenguas.

Los versículos 13 y 14 de Efesios 4 nos recuerdan que cuando lleguemos a la unidad de la fe, “ya no [seremos] niños sacudidos por las olas y zarandeados por todo viento de enseñanza”. Todas estas doctrinas son vientos que soplan sobre nosotros y nos alejan de la verdadera unidad.

A medida que ustedes crezcan, perderán su interés en sus juguetes. Después que crezcan en el Señor, se darán cuenta de que ya han pasado la edad de los juguetes. Entonces tendrán la unidad del Espíritu y la unidad de la fe, y ninguna doctrina con sus vientos los alejará.

Recuerden que la iglesia y su naturaleza son Cristo mismo, y que la posición sobre la cual se mantiene la iglesia es la unidad genuina. Tarde o temprano soplarán vientos alrededor de ustedes. Algunos del movimiento carismático quizás le pregunten si ha recibido el bautismo del Espíritu Santo y le dirán cuán bueno es hablar en lenguas. ¿Van a permitir ustedes que este viento de doctrina sople para alejarlos de la unidad genuina?

(Mensajes de vida, tomo 1 (#1-41), capítulo 17, por Witness Lee)