LA VIDA
Los asuntos relacionados con la vida quizás no sean fáciles de explicar, pero son fáciles de experimentar. Los médicos dedican años para estudiar el cuerpo físico, pero no saben lo que es la vida física. Sin embargo, un bebé experimenta la vida simplemente al respirar, sin recibir ninguna instrucción ni aplicarse a estudiarla. Yo disfruto mi vida física sin necesidad de entenderla, pues ella me capacita para hablar y moverme. La experiencia de vida simplemente consiste en respirar. Cien libros no pueden explicar la respiración, pero la acción de respirar es muy sencilla. Lo mismo se aplica a la vida en nuestra experiencia.
A fin de experimentar la vida de Dios, tenemos que tener al Hijo (1 Jn. 5:12). La vida es una persona: es Cristo mismo. No piense que saltar y gritar son indicios de esta vida. La vida no es una condición, sino una persona. Sea que yo duerma o salte, sea que grite o esté callado, tengo vida. Lamentablemente, muchas veces me ha parecido que los que gritan en las reuniones son los que están más escasos de la vida.
Los que son ricos en vida no tienen necesidad de gritar. Cuando vienen a la reunión y se sientan, la vida irradia de ellos. Recuerdo las reuniones en Shanghái a principios de los años treinta. El hermano Nee tenía veintinueve años; era dos años mayor que yo. Él podía estar en las reuniones sin decir nada, sin orar y aun sin cantar bien, pero estaba lleno de vida. Si había una reunión y él estaba viajando en algún otro lugar, ¡cuánto lo extrañábamos! Aunque nos esforzábamos por ejercitarnos en oración, sentíamos que había una carencia de vida. La vida en una sola persona es un factor determinante.
(Mensajes de vida, tomo 1 (#1-41), capítulo 11, por Witness Lee)