LA NECESIDAD DE TENER
UN TIEMPO PRIVADO DE ORACIÓN
Debido a que la edificación equivale al crecimiento en vida, es importante que sepamos cómo crecer en vida. En este mensaje siento la carga de compartirles acerca de este asunto de una manera muy práctica. A través de los años, hemos hecho mucho hincapié, quizás demasiado hincapié, en el aspecto corporativo de la vida cristiana. Hemos recalcado muchísimo la importancia de reunirnos y de orar y leer la Palabra juntos. Sin embargo, me preocupa que muchos, especialmente los jóvenes que viven juntos en una casa, no tengan un tiempo privado para orar y que lo único que tienen sea la oración corporativa. Reconozco que ningún tiempo privado de oración puede reemplazar el tiempo de oración corporativo. La bendición, la ayuda y la vida que recibimos en las reuniones no las podemos recibir en ningún otro lugar. Sin embargo, debemos recordar que todas las cosas que pertenecen a la vida siempre tienen dos aspectos. En la vida cristiana tenemos el aspecto individual y el aspecto corporativo, y el uno no puede reemplazar al otro; necesitamos ambos aspectos. Además, estos dos aspectos deben ser equilibrados.
Entre nosotros hay carencias en cuanto a tener un tiempo a solas para contactar al Señor. Muchos sencillamente no tienen una vida de oración privada. La mayoría de los hermanos y hermanas que tienen cuarenta y cinco o cincuenta años sí tienen esta vida de oración. Pero la mayoría de los hermanos y hermanas más jóvenes, sobre todo los que comparten la vivienda con otros, no lo tienen. Me preocupa mucho esto, puesto que es un asunto que afecta su crecimiento en vida. Si usted no acude al Señor directa y privadamente, su relación con el Señor no será muy práctica ni detallada.
Efesios, un libro que presenta una visión tan elevada en cuanto a la iglesia, también nos alienta a orar. En el capítulo 1 Pablo nos da la visión en cuanto al buen hablar de Dios que produce la iglesia. Sin embargo, después de esto se necesita la oración que corresponde a esta visión. Por ello, Pablo oró para que tuviéramos un espíritu de sabiduría y de revelación. Sin oración, la visión no será suficiente. Muchos de nosotros hemos visto la visión del propósito de Dios en cuanto a la iglesia. Pero además de esto necesitamos orar, tanto corporativa como individualmente.
Todos necesitamos tener un tiempo a solas con el Señor. Esto debe convertirse en una costumbre diaria. El mejor momento para tener este tiempo privado con el Señor es en la mañana. Sin embargo, puesto que algunos salen muy temprano a trabajar, tienen que escoger otro tiempo durante el día. No obstante, todos debemos apartar un tiempo para el Señor diariamente, preferiblemente de no menos de treinta minutos.
Durante este tiempo, usted debe acudir al Señor y orar, pero no por tantos asuntos y cuestiones prácticas, sino más bien con el propósito de contactar al Señor, pidiéndole que lo examine, lo ilumine y le muestre su condición bajo Su luz. A medida que el Señor lo ilumine, usted tendrá que confesar una cosa tras otra. Cuando no nos acercamos a la luz, no vemos nuestra impureza, especialmente las ofensas presentes en nuestra conciencia. Pero cuando somos iluminados, somos conscientes de toda suciedad. Debemos confesar todo a medida que somos descubiertos por la luz del Señor. Una vez yo estuve confesando mis faltas al Señor por más de dos horas. Cuanto más confesaba, más cosas tenía que confesar. Después que confesaba una cosa, tenía que confesar otra y luego otra. Confesar es la mejor manera de contactar al Señor en oración a fin de experimentar el genuino crecimiento en vida. Cuanto más el Señor trate con nosotros, más Él se forjará en nuestro ser. Esto es lo que significa crecer.
A fin de crecer, debemos primeramente contactar al Señor en nuestro tiempo privado de oración. Animo a todos los santos, y especialmente a los jóvenes, a que cultiven este hábito. Cada día ustedes deben tener un tiempo de oración. A veces pueden orar por la iglesia o por el recobro del Señor, si sienten la carga de hacerlo. También es posible que oren por sus propios asuntos. No obstante, lo primordial es que le pidan al Señor que los ilumine, les muestre su condición y los examine. Pídanle al Señor que les muestre lo que hay en su interior y pídanle que los purifique. Ustedes deben decir: “Señor, muéstrame con Tu luz cuál es mi verdadera situación y condición”. Si ustedes oran así, la luz vendrá y ustedes serán purificados. De este modo, lo que usted exprese en oración no será una mera actuación, sino una oración genuina que brota de su espíritu purificado.
(
Mensajes de vida, tomo 1 (#1-41), capítulo 2, por Witness Lee)