Estudio-vida de los Salmos, por Witness Lee

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II. CRISTO EN LA ECONOMIA DE DIOS

Necesitamos ver la revelación acerca de Cristo en la economía de Dios, en contraste con la ley en el aprecio humano que vemos en los Salmos. En el mensaje anterior, vimos la verdad acerca de la ley en el aprecio del hombre. Ahora debemos ver la revelación divina de Cristo en la economía de Dios en el salmo 2 (vs. 2, 6-9, 12).

A. Una declaración de Dios según Su concepto divino

El salmo 2 es una declaración de Dios según Su concepto divino. Sin embargo, el salmo 1 concuerda con el concepto humano y natural. David pensaba que quien meditara en la ley día y noche prosperaría en todo. Esto corresponde al concepto humano de hacer algo para el beneficio y la ganancia personal de uno. No hay consideración alguna en el salmo 1 de la economía de Dios.

B. Cristo es exaltado como centro de la economía de Dios

El salmo 2 exalta a Cristo como centro de la economía de Dios. Aunque la palabra economía no aparece en el salmo 2, la revelación y la realidad de la economía de Dios están allí. En este salmo Dios declaró que El había puesto Su Rey (v. 6). Que Dios ponga Su Rey tiene como fin el cumplimiento de Su economía. Luego dijo Dios: “Te daré por herencia las naciones, y como posesión Tuya los confines de la tierra” (v. 8). Esto tiene como fin el reinado. Por supuesto, el Rey necesita un reino, y este reino no es pequeño. Es un gran reino constituido de todas las naciones, y abarca los confines de toda la tierra. Este será el más grande reino en la historia de la humanidad. Cristo poseerá todos los continentes. Su reino estará en todas partes para incluir a todos. El Rey y el reino, en el salmo 2, nos muestran la economía de Dios.

1. Ungido en Su divinidad por Dios en la eternidad, para ser el Mesías, Cristo, el Ungido

El salmo 2 revela a Cristo, el Ungido (v. 2). Entre los Hermanos había un debate acerca de cuándo fue ungido Cristo. Daniel 9:26 dice que al Mesías se le quitaría la vida, o sea que sería crucificado. Mesías es una palabra hebrea, y la palabra griega equivalente es Cristo. Ambas significan el Ungido. Daniel 9:26 muestra que antes de que Cristo se encarnara y fuera crucificado, ya era el Ungido. Por lo tanto, Cristo fue ungido en Su divinidad por Dios en la eternidad para que fuera el Mesías, Cristo, el Ungido. Esto también tiene base en Juan 1:41, donde Andrés el discípulo del Señor le dijo a Simón su hermano, que había hallado al Mesías, el Ungido. Esto indica que Cristo fue ungido en la eternidad en Su divinidad antes de Su encarnación.

2. Ungido en Su humanidad en la esfera del tiempo cuando fue bautizado

El vino como el Ungido a cumplir el eterno plan de Dios. El se hizo hombre y fue ungido otra vez en Su humanidad en la esfera del tiempo cuando fue bautizado (Mt. 3:16-17; Lc. 4:18-19; He. 1:9; Hch. 10:38).

3. Muerto, crucificado

Después de tener un vivir humano por treinta y tres años y medio, a Cristo se le quitó la vida (Dn. 9:26). Esto significa que fue crucificado.

4. Resucitado para ser engendrado como Hijo primogénito de Dios

Después de ser crucificado, Cristo resucitó para ser engendrado como Hijo primogénito de Dios (Sal. 2:7; Hch. 13:33; He. 1:5-6). El salmo 2 nos muestra la resurrección de Cristo. La palabra resurrección no está allí, pero sí el hecho. El versículo 7 dice: “Yo publicaré el decreto de Jehová; me ha dicho: Mi Hijo eres Tú, Yo te engendré hoy”. “Hoy” es el día de la resurrección de Cristo. En Hechos 13:33 Pablo citó Salmos 2:7, diciéndonos que éste se refiere a la resurrección de Cristo. En Su resurrección, Cristo fue engendrado. Puesto que El ya era Hijo de Dios, ¿por qué necesitaba ser engendrado como Hijo de Dios en resurrección? Cristo era el Hijo unigénito de Dios en Su divinidad (Jn. 3:16), pero cuando se encarnó, se vistió de humanidad. Tal humanidad no tenía nada que ver con ser hijo de Dios, pero mediante Su muerte y resurrección, Su humanidad recibió la filiación a fin de también ser Hijo de Dios. Por la resurrección Cristo introdujo Su humanidad en la filiación divina y fue designado Hijo de Dios en Su humanidad (Ro. 1:4). Ahora el Hijo de Dios tiene la naturaleza divina con la naturaleza humana. Cuando Cristo era solamente el Hijo unigénito de Dios, El era Hijo de Dios sólo en la naturaleza divina. Ahora como Hijo primogénito de Dios, El posee tanto la naturaleza divina como la naturaleza humana.

Cristo es el Hijo primogénito de Dios, y nosotros somos los muchos hijos de Dios. Quienes creemos en Cristo somos hijos de Dios regenerados. Tenemos la vida y la naturaleza de Dios, pero también tenemos nuestra naturaleza humana. Nuestra naturaleza humana todavía está en el proceso de ser engendrada. Hemos sido regenerados en nuestro espíritu, pero todavía no hemos sido transfigurados en nuestro cuerpo. Cuando nuestro cuerpo sea transfigurado, redimido, glorificado, también será “hecho hijo”. Nuestra filiación será completa entonces (Ro. 8:23). La filiación empezó con la regeneración de nuestro espíritu; continúa con la transformación de nuestra alma, y tendrá su consumación con la redención de nuestro cuerpo. El proceso de nuestra filiación pasa de nuestra regeneración y transformación hasta nuestra glorificación.

En el salmo 2 vemos la economía de Dios y Su reino, y vemos la resurrección de Cristo, en la cual El fue engendrado para ser el Hijo primogénito de Dios. El día de la resurrección fue un gran día. No solamente Cristo nació ese día, sino que también nosotros nacimos ese día. En 1 Pedro 1:3 dice que Dios nos regeneró por medio de la resurrección de Cristo. Cuando Cristo nació como Hijo primogénito de Dios, todos nosotros nacimos con El para ser Sus muchos hermanos, los muchos hijos de Dios (Ro. 8:29). La resurrección de Cristo fue un gran parto, un gran nacimiento, de El mismo como Hijo primogénito de Dios junto con Sus muchos hermanos, los muchos hijos de Dios.

(Estudio-vida de los Salmos, capítulo 3, por Witness Lee)